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-Llego tarde, llego tarde...-canturreaba la joven mientras corría y esquivaba a las personas que se interponían en su camino. Apenas y le dio tiempo de arreglar su cabello y abotonar los botones de su camisa del uniforme.
Su cabeza le dolía y contantes mareos la azotaban. Juraba que sus ojeras eran más grandes que nunca.
Fue mala idea...
Apenas y traspasó la rejilla que dividía las calles con el campo de entrenamiento, alguien no dudo en detener su camino. Se estrelló contra el pecho de aquel sujeto que bruscamente detuvo su andar.
-¡Oye...fíjate por donde vas pedazo de...!
-Cuida esa boca
-Cielos, Porco-gruñó ella levantándose del suelo y sacudiendo su trasero- ¿Qué te sucede?
-Ah... veo que te levantaste con el pie izquierdo
-Tengo prisa así que...
-Apestas a alcohol- señaló Galliard
-Sí, bueno...me tomé una copa ayer-contestó rascando su nuca- Si tanto te preocupa mi aroma podemos discutirlo más tarde- masculló rodeando el cuerpo de Porco y comenzando a caminar
-Espera, TN
-Porco, por favor-suplicó con la mirada
-Es más importante que tu entrenamiento con esos niños-añadió con seriedad.
La azabache suspiro resignada.
-Solo...déjame avisarles...
-Ya fueron avisados-interrumpió- Tenemos que hablar, en privado-aclaró
-De acuerdo-aceptó la chica más a regañadientes que nada
Porco retomó su nadar, con la femina siguiendolo por detras.
Tenía que ser algo demasiado importante como para que Porco se atreviera a interrumpir en sus deberes.
Pronto su cabeza se empezó a llenar de teorías paranoicas, temía que Porco le avisara que por la madrugada el o alguien más la vio usando el equipo de maniobras.
Mordió la uña de su pulgar, pensando en una excusa si es que su teoría llegaba a ser cierta.
Porco se detuvo abruptamente ocasionando que la chica chocara, nuevamente, contra su espalada. Bufó malhumorada, pero era resultado del estrés que en ese momento sentía.
-Estás muy distraída- señaló Porco dando media vuelta para verla
-Lo lamento, Porco- sobó su nariz adolorida- No he dormido bien
