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Nada nuevo

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El día era lluvioso

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El día era lluvioso. Nublado, el sol se escondía tras las nubes grises cargadas de agua.

Un joven de grandes ojos oliva, sostenía un ramo de claveles; caminaba entre el gentío que corría para evitar empaparse. Pero el, en cambio iba caminando con tanta tranquilidad, ignorando el hecho de que las frías gotas caían en su cabello, despeinándolo y descendiendo por su nuca hasta desvanecerse en su ropa.

Agradecía mentalmente que la lluvia caía, pues nadie se daría cuenta de las lágrimas que caían de su rostro.

Pero nada podría importarle menos. Nada que no fuera su amada que se encontraba en un profundo coma.

Las ojeras bajo sus ojos eran tan notorias que parecían hematomas. Se le notaba cansado y enojado.

­No paraba de culparse por lo que su querida mujer de hebras negras había sufrido.

Bajo las miradas de los ciudadanos, atravesaba sin prisa el boulevard que lo dirigiría rumbo al hospital donde TN descansaba.

Al llegar a la entrada, una enfermera castaña lo recibió con una sonrisa coqueta recorriéndolo de pies a cabeza con su mirada. Porco la miró enarcando una ceja.

-¿A qué vienes?

Porco supuso que la joven enfermera era nueva, pues hace días que visitaba sin falta el hospital y nunca la había visto.

-Viene a ver a TN Ishikawa, es el muchacho que te mencioné-interino una enfermera de mayor edad sosteniendo una bandeja con pastillas repartidas en vasitos.

-Ah..., justo ahora tiene visitas-mencionó aquella castaña sin dejar de sonreír-Puedes pasar, guapo. Habitación 57 en...

-Se dónde queda-interrumpió con voz queda

Empezó a caminar sin mirar a aquella castaña. Sumido en sus pensamientos, caminó hasta la habitación de su amada, pero antes de entrar se detuvo pues una voz captó su atención, no por el dueño de la oz, sino por lo dicho por él.

-...Y aun así te sigo amando

Frunció el ceño. Queriendo clavarle un golpe en la quijada pero se contuvo las ganas. No tenía ganas ni las fuerzas de pelear.

Así que simplemente lo dejó pasar.

Respetó profundo y entró, encontrándose a un rubio sosteniendo con fuerza la mano de una dormida TN.

Se miraron y ninguno se atrevía a apartar la mirada. Ambos sabían lo que el uno pensaba del otro, pero nadie diría nada.

-Reiner-dijo a modo de saludo, recibiendo como respuesta un asentimiento de cabeza.

-¿Lloraste?

-Que te importa...

El incómodo momento fue interrumpido, por suerte, por una persona de bata blanca y lentes.

-Buenas tardes-saludó el doctor a ambos varones

-Buenas tardes-respondió Reiner

-¿Qué tienen de buenos?-gruño Galliard siendo reprochado por una mala mirada del rubio

-¿Alguna novedad?-preguntó el portador del acorazado

El hombre de bata suspiró mientras colocaba el estetoscopio sobre el pecho de la fémina.

-Aun no-respondió a secas, concentrándose a escuchar los constantes y tranquilos latidos de la paciente. Bajo las atentas miradas de ambos varones, el especialista continuó haciendo lo suyo. Después de unos pocos minutos más, se enderezó para encarar al par de hombres frente a él.

-¿Y bien?-preguntó impaciente Porco

-Está estable-contestó- Su pulso sigue igual y no hay nada de qué preocuparse

Galliard rio con amargura.

-¿Nada de qué preocuparse?-repitió incrédulo- Está en coma, ¿Cómo no podría preocuparme?

-No me refería a eso- contestó el de bata mostrándose nervioso. Ajustó sus lentes carraspeando- Me refiero a que no hay nada anormal a sus latidos, sus pulmones se escuchan bien...

-¿Y aún no saben cuándo podría despertar?

-Me temo que no-respondió-Necesito que sean pacientes y esperen...

-Ya no puedo esperar más-dijo Galliard mientras dejaba aquel ramo sobre la mesita a un lado de la camilla- ¡He esperado cuatro putos meses!-gritó sintiendo sus ojos arder

-Porco...

-No. Ya no quiero esperar más. Esto me está matando y el hecho de no saber si despertará o no, o cuanto más tardará...; No podría vivir sin ella...-su voz se quebró y una lágrima rodó por su mejilla. Parpadeó para ahuyentar las lágrimas que se aproximaban.

-Contrólate, hombre-Reine palmeó suavemente su hombro, en señal de apoyo y quien sabe, quizá lastima. Pues era eso lo que en ese momento el rubio sentía. Nunca había visto así a su compañero, siempre fue un tipo rudo y fuerte. Inquebrantable. Pero incluso el hombre más fuerte del mundo tiene una debilidad, y en este caso, es una mujer, pero no cualquiera, sino que una azabache de ojos azules, profundos. De melódica voz y tacto cálido.

-Déjame-escupió Galliard frustrado

-los dejaré a solas- murmuró incomodo el doctor saliendo de la habitación.

-Le acompaño. Nos vemos después, Galliard

Ambos se retiraron, dejando solo a Porco con una dormida TN.

El hombre sorbió su nariz, limpió la pequeña lágrima que delató su choque de sentimientos, y se acercó a su amada.

-Te extraño-murmuró besando su frente pálida- Ayer me dormí hasta que el sol apareció. Ver el alba no es lo mismo, extraño cuando nos despertábamos para verlo, ahora ya no me entusiasma ver como el sol sale por detrás del horizonte. Niels no para de relinchar, supongo que te extraña tanto como yo-tomó su mano, acariciando sus blanquecinos nudillos con su pulgar.- Te contaré algo, cariño-de nuevo, sintió sus ojos aguadarse, esta vez no se molestó en disimularlo- Cuando adquirió al mandíbula, me sentía tan feliz y tan dichoso, pero cuando regresaste de Paradise me di cuenta que lo único que necesito para ser feliz eres tú, siempre has sido tú. Temo perderte, TN, por favor..., si me escuchas dame una señal..., lo que sea, aunque fue mínima. Te lo suplico.

Pero no obtuvo nada. Ni una palabra, caricia o tan solo un tenue movimiento, no se escuchaba nada más que la tranquila respiración de la joven dormida y la lluvia golpeando las ventanas. La lluvia parecia ser la unica que lo acompañaba en su dolor. 

Mordió el interior de su mejilla, apretando la mano de su amada con la suya. Suspiró recostando su cabeza en el colchón, con la esperanza de que despertara en ese instante.

 Suspiró recostando su cabeza en el colchón, con la esperanza de que despertara en ese instante

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Hola y adios <3


𝕿𝖗𝖆𝖎𝖉𝖔𝖗𝖆 ᵖᵒʳᶜᵒ ᵍᵃˡˡⁱᵃʳᵈ ʸ ᵗⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora