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El arte de tu mirada

No pregunten, solo gozenlo. 

Solo quiero aclarar que hay referencias sexuales, no es lemmon, pero son escenas esubidas de tono y lenguaje vulgar, que no a muchos les gusta. Puedes saltar esta parte si no te gusta este tipo de contenido.

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AÑO 852

El sonido de las olas chocar contra las rocas le relajaba y la inspiraba. Se encontraba en el muelle, con un caballete el cual portaba un lienzo casi terminado, a un lado de ella, una pequeña mesa de madera plegable que sostenía una taza de cerámica color menta con unos cuantos pinceles de distintos tamaños y puntas; a un lado, un montón de tubos de pintura. El atardecer le daba poco a poco su lugar al anochecer. Frente a ella, a unos cuantos metros un árbol torcido que a esa perspectiva se veía majestuoso posado en la cima de una colina formada por rocas no tan pronunciada, y ahí mismo, las olas chocaban contra ellas. El árbol se meneaba por el impacto pero ahí se mantenía, fuerte ante la marea.

Nunca había intentado esto, pero que bueno que lo hizo: Después de estar más de dos horas encerrada en el ático, sin caber que pintar, se le ocurrió que era buena idea ir al muelle y encontrar esa inspiración entre el mar y el atardecer, así que tomó a su caballo, el cual ya había desarrollado más altura y fuerza, con ayuda de una soga, amarró de un lado el lienzo y la paleta de madera; y del otro la pequeña mesa y el estuche de pinturas y pinceles. Procuró no cargarle demasiado peso al animal pues aún era muy joven como para sobrecargarlo.

El paisaje transmitía todo lo que desde hace tiempo había estado buscando: Paz, tranquilidad.

Nunca habría pensado que entre las pinturas y pinceles podría encontrar una buena distracción para dejar de pensar en su dilema. Para ella, pintar retratos y cuadros era una buena salida para cuando su mente se cargaba de culpa y frustración al tener que pensar en aquello que desde hace poco más de un año le atormentaba.

Añadió un poco de naranja para terminar el contraste de su pintura. Le hecho una mirada al panorama y después a su cuadro, comparándolos y sonrió satisfecha al ver su arte. Algunas pocas personas que pasaban miraban con asombro la obra terminada de la jovencita, terminaban por felicitarla y dedicarle algunas buenas palabras, después se retiraban.

Con un fino pincel puso su nombre, como firma.

Se sentia orgullosa de su hazaña. 

 

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𝕿𝖗𝖆𝖎𝖉𝖔𝖗𝖆 ᵖᵒʳᶜᵒ ᵍᵃˡˡⁱᵃʳᵈ ʸ ᵗⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora