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La azabache despertó de golpe tras sentir la helada agua recorrer cada parte de su cuerpo, además de la terrible migraña y el fuerte ardor que venía de su ceja izquierda. Alerta y, por supuesto, asustada, miró a su alrededor y su después advirtió una soga apretar con fuerza sus manos tras el respaldo de una vieja silla de madera. Sus pies, al igual que sus manos, estaban prisioneros por una cuerda. Llevaba su ropa habitual y se veía sucia. Su chaqueta estaba rasgada, su blusa blanca estaba manchada de tierra y lo que parecía ser sangre. Y su pantalón estaba lleno de, gracias al agua, lodo. Juraba que su cabello azabache estaba asqueroso
No sabía que estaba pensando, hasta que vio a un castaño con barba y duras facciones, mirándola fijamente, a su lado yacia otro sujeto, más viejo y corpulento que el castaño. Una chispa se encendió e hizo clic dentro de su cabeza. Recordando todo lo sucedido.
-Terminará rápido si cooperas-la gruesa voz del castaño retumbó en los oídos de la chica, desconcertándola aún más y sin poder creer de quien se trataba
-Tu...
-Yo...-parecía mofarse de su dolor y confusión- Creo que confías demasiado rápido en las personas
-Eres un cerdo-escupió colérica
El castaño sonrió con sorna. Acercándose a ella.
-Puede ser...
Su rasposa mano se posó en la mejilla de TN, analizando su gesto de terror.
-No te saldrás con la tuya
-Ya lo hice-dijo con simpleza
-¿Empezamos de una vez o no?-el otro sujeto se impacientó y se plantó a un lado del castaño, TN pudo ver mejor su rostro, ojos oscuros, cabello negro, con múltiples cicatrices en sus mejillas-Dorian, tengo cosas que hacer más tarde, ¿podemos apurarnos?
-Trae las tijeras-mandó
La piel de la chica se erizó de miedo. Se removió en su lugar, como si eso ayudara de algo.
-¿Por qué?-cuestionó el otro sujeto
-No se quedaran de brazos cruzados. Vendrán a buscarla- respondió Dorian sin quitarle la mirada a la temerosa azabache- Tenemos que hacerla irreconocible
-Ya veo-asintió el de cabello negro y salió de, lo que la joven pudo distinguir como una vieja y pequeña habitación mugrienta, donde lo único que había era una pequeña ventana con barrotes y la puerta de metal, oxidada pero con unos gigantes tornillos asegurándola, en una pared, un pequeño espejo viejo y manchado estaba colgado. Era como una prisión.
-¿Cuánto tiempo llevo aquí?
-Mmm...una noche y tres dias. Dormiste un dia entero, ¿quien lo diria? Que holgazana eres...
