29. Electric.

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Eléctrico.

Dimos unos cuantos pasos, y la tormenta eléctrica se desató por completo. Se oían gritos, la gran mayoría solo eran de susto, pero uno... ese fue femenino y pareció ser el último. Aumentamos aún más nuestra velocidad corriendo hacia las capsulas. Mire a mi alrededor: Thomas y Newt estaban reunidos decidiendo que hacer hasta que comenzaron a correr, y Sartén estaba vomitando, pero tenía a Aris al lado apurándolo. Allí pararon los relámpagos, pero la lluvia surgió.

Decidí comunicarme por telepatía con Thomas y luego con Aris. Les dije lo mismo a ambos: que se dirijan a las capsulas de manera rápida. Ambos respondieron afirmativamente.

Ya estábamos a dos pasos de la capsula que ya tenía unos centímetros de agua dentro. Minho fue el primero en entrar, ofreciéndome sus manos para ayudarme a que no me callera. Las tome y entre al compartimiento. Acerque mi brazo para ver la hora y anunciarlo:

- Nos quedan diez minutos.

Mientras Minho estaba trayendo ya la puerta que estaba de su lado, y yo estaba a punto de hacerlo, cuando volvieron a caer rayos. Nos miramos en una fracción de segundo y a la otra ya teníamos las puertas cerradas y aseguradas. Me acerqué a él, y sin importar como fuera a reaccionar le rodee la cintura con mis brazos. El me tomó del hombro y me atrajo más hacia el. Mi cabeza quedó en su pecho. Podía escuchar sus latidos extremadamente rápido. El ya había sido afectado por un rayo, no se que podría hacerle otro. Me aferre más a su cintura y ante eso el colocó su cara sobre mi cabeza. Mierda, no quería perderme esto. No es un buen momento para morir. Levante mi cabeza y lo mire a los ojos. Apenas había un poco de luz con la linterna de Minho que nos iluminaba vagamente las caras.

Estábamos observándonos en silencio, ambos con las bocas entre abiertas, probablemente agitados, nerviosos y un gran miedo a morir. Pero había algo más, algo que no era nuevo sino que había estado escondido por mucho tiempo. Minho tenía su mano en mi hombro y no parecía querer sacarla de allí pronto. Ante la idea de estar al borde de la muerte, lo tomé del cuello. El me imitó y quedamos a centímetros. Nuestras respiraciones se mezclaban y parecía no poder ver nada más que sus ojos y sus labios. Era lo único que importaba.

- ¡Ey déjennos entrar!- escuchamos que gritaban desde afuera.

Nos separamos rápidamente y abrimos una de las puertas. Entraron corriendo la líder del Grupo B: Harriet, Aris y Sartén.

- ¿Por qué tardaron tanto?- les pregunte preocupada.

Había visto a Aris y Sartén hace un buen rato, no sabía porque no habían entrado ya a una cápsula.

- ¿Están heridos?- agregué rápidamente a punto de acercarme a revisarlos.

Aris tomó la mano que había acercado para su lado y me aseguro que todo estaba bien. La removí con un deje de asco, que con suerte no había alcanzado a ver, y volví a mi lugar.

- Tuvimos que pelear una de esas cosas.- me informó Harriet con voz segura y firme.

Me volví a acomodar mas cerca de Minho. El no se inmutó ante la cercanía, ni siquiera se tenso. Baje mi mano para colocarla al lado de mi pierna, pero allí me encontré con la suya. Iba a removerla, pero su dedo pulgar tomó mi dedo meñique, como si me pidiera volver. Así lo hice: coloque mi mano sobre la suya, y enlace mis dedos con los suyos. Mire su rostro que parecía sonreír. Probablemente se estaba burlando de lo ridículamente pequeñas que se sentían mis manos. Mierda. Ahora yo estaba sonriendo. Esto no parecía el fin de nuestras vidas, o al menos parecía no importar que lo fuera.

- ¿Estas mierdas serán el refugio?- preguntó Sartén con su usual optimismo.

- Creo que va a pasar algo mas.- replicó Minho.- Debemos esperar.

2| Red Desert | Gally | The Maze RunnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora