7. Ready?

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¿Lista?


En algún momento de la tarde, Newt y Minho nos había ordenado a todos los chicos y a mi. Después de una larga charla, pudieron convencer al asiático de ser el líder.

- Bien, vamos a hacer una especie de morrales.- comencé a explicarle a los chicos que me miraban atentos.- Vamos a utilizar las sabanas de sus camas. Vayan los que están de este lado.- dije mientras señalaba a los chicos de la izquierda.- Traigan todo.

Una vez que la mitad del grupo comenzó a caminar hacia su habitación me di vuelta mirando a los que quedaban.

- Dos vayan a la habitación pequeña, el resto traigan la ropa de las cómodas.

Billy y Jackson se encaminaron a mi habitación, mientras que el resto se fue a la grande también. Me dirigí a la pequeña habitación y agarré la ropa que nos pertenecía a mi y a Aris, para trasladarla a la sala común. Llegaron los chicos trayendo todo lo necesario para hacer los morrales y lo que debíamos poner en ellos.

- Bueno, vamos a anudar varias partes. De este modo.

Realizo la demostración y todos parecen entenderme. En realidad era algo simple, solo unos cuantos nudos. Todos comienzan a trabajar en el armado de los precarios morrales, mientras que yo coloco mi ropa en aquel morral, no quería que nadie viera la cantidad de bragas que habían allí. Mientras las movía encontré un cuadrado verde agua envuelto en plástico. Lo miré extrañada y lo dí vuelta. Habían unas instrucciones escritas. Me di cuenta que eran dos cuadrados verdes.

¿Qué es eso?, me preguntó Aris desde la otra punta de la sala.

No me había dado cuenta de su mirada en mí. Lo mire y me encogí de hombros. Volví a prestar atención al envoltorio y lo leí.

INSTRUCCIONES.

1. Pegar sobre la parte superior del brazo. Revisar que ningún borde este mal colocado, ya que esto podría afectar su efectividad.

2. Cambiar cada una semana.

Fruncí en ceño y comencé a leer una pegatina blanca que tenía escrito sobre ella:

Sigue las instrucciones para no lidiar con el ciclo menstrual durante la Fase Dos de las Pruebas.

Sonreí automáticamente. Quería llorar de la emoción. Esto significaba que no tendría que molestarme con dolores en momentos inconvenientes, ni desangrarme durante cuatro o cinco días. Esto era genial. Sentí la mirada de Aris sobre mi y finalmente le respondí a través de mi mente.

Es algo de mujeres.

El chico asintió con una sonrisa y volvió a lo suyo, al igual que yo. Reanudé mi tarea de meter todo en aquel morral para luego poder armar otros. Pasó el tiempo y todos terminamos aquella tarea. Después nos inventamos una especie de cantimploras. Con las bolsas de plástico donde había venido la comida que habíamos colocado en los morrales. Las llenamos de agua y las cerramos con material arrancado de las cortinas. No creíamos que fueran a durar demasiado, pero era todo lo que teníamos.

A las nueve ya estábamos todo acostados en nuestras camas. De repente recordé que debía pegarme aquella cosa en el brazo. Abrí el cajón de la mesa de luz y ahí estaba aquel cuadrado solitario. Aris estaba mirando al techo, probablemente reflexionando. Pase al lado de él al dirigirme al baño y se volteo a verme. Le regale una media sonrisa y el volvió a lo suyo. Era un chico bastante callado. Al entrar a baño cerré la puerta tras de mi y comencé a desbotonar la camisa del pijama. Me pegue aquella cosa, programé el reloj de mano para que sonara a las 5 de la mañana, y salí sonriente. Había recordado que no iba a sufrir la incómoda etapa de la menstruación. Volví a la cama y me recosté de costado, mirando a Aris.

2| Red Desert | Gally | The Maze RunnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora