16. Outbreak.

568 68 29
                                    

Estallido.

Todos mirábamos a los Cranks. Eran todos hombres, o eso pensaba hasta que vi a una chica que no debía tener mas de 14 años. Todos, incluida ella empuñaban su arma con fuerza. No tenían porque hacerlo, aún sin ellas eran bastante intimidantes. Al parecer algunos habitantes se habían sentado, y yo pensaba hacer lo mismo hasta que Minho me tomo del brazo.

- No vuelvas a hacer eso.- dijo susurrando entre dientes.

Yo lo miré confundida y retiré mi brazo de su agarre.

- No puedes ponerte delante mío. ¡Te podría haber matado!

- Hubieras hecho lo mismo por mí.- le afirmé sin entender cual era el problema.

- ¡Eso es! Yo soy quien debe protegerte. Se lo juré a Nick. Y te jure que te iba a sacar del laberinto. Lo hice y ahora estamos en esta mierda.

Lo miré extrañaba pero me acerque a el y puse mis manos en sus brazos acariciándolos de arriba a abajo, haciendo que se tensara.

- Nada de eso es tu culpa, Minho. Nick te dio una misión imposible.- le dije sonriendo.- Debería haber pensado que mi vida peligraría cada dos minutos.- pude ver una pequeña sonrisa que se formo en su rostro, pero al segundo desapareció.- Después lo hablamos.

Le pegue una palmada en el hombro y fui a sentarme al lado de Aris. Paso el tiempo y seguíamos esperando ansiosos al veredicto de Jorge. Thomas era un buen mediador, pero de todas formas tenía miedo. El tipo estaba loco. Tal vez no del todo, pero era irracional. No sabía si Thomas lo podría convencer, ni si volvería vivo. Por otro lado, intente hablar con Aris en repetidas ocasiones, pero con suerte obtenía una mirada, una penosa sonrisa o un movimiento de cabeza. Debían ser los nervios de esperar, no podía ser otra cosa.

- Muy bien, ¡escuchen todos!- anunció Jorge al entrar en la enorme habitación destruida.- El payaso este y yo hemos tomado una determinación.

No solo sonreía porque no iban a matarnos, sino también sonreía por el hecho de que hayan llamado a Thomas payaso. No podía entender como no se me había pasado ese apodo por mi cabeza. Era perfecto. Empuñando con fuerza las armas, los Cranks prestaron atención con los ojos clavados en nosotros. Jorge se detuvo en el centro del recinto y giró lentamente para dirigirse a todo el grupo.

- Primero, tenemos que buscar comida para esta gente. Yo sé que resulta una locura compartir con un puñado de extraños la papa que tanto trabajo nos costó conseguir, pero creo que su ayuda puede venirnos bien. Denles el cerdo y los frijoles. De todos modos, ya estoy harto de esa porquería.- comentó. Uno de los Cranks se rio disimuladamente. Era un diminuto alfeñique, cuyos ojos se movían como flechas de un lado a otro.- Segundo, dado que soy un caballero y un santo varón, he decidido que no voy a matar al cretino que me atacó.

Miré a Minho y le sonreí con todo el cariño que le tenía. Él solo me miró intentando no sonreír para mantenerse aún viéndose fuerte. Se escuchaban las quejas de decepción de los otros Cranks porque mi amigo no iba a ser asesinado. La única chica puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza como si pensara que todo ese ruido era una estupidez, lo que de alguna forma extraña me hizo acordar a las asambleas. Siempre por esto, o por lo otro terminaba rodando mis ojos o poniéndolos en blanco, preguntándome dónde habían quedado los cerebros de los Encargados.

Jorge señaló a Minho, quien sonrió y saludó a la multitud, lo cual me hizo rodar los ojos pero no me sorprendió.

- Estás feliz, ¿no es cierto?- gruñó el jefe.- Es bueno saberlo. Quiere decir que tomarás bien las noticias.

2| Red Desert | Gally | The Maze RunnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora