🎶 SongFic 🎶 Chankai [Exo]

Stars

Artista: Skillet
Palabras: 432
Advertencia: Secuela de "No hay nadie más".

Durante años estuvieron envidiosos de la cercanía entre los seres humanos pero eso se había acabado, por fin eran libres de estar juntos, tocar sus pieles frías y casi cristalinas, lejos de ojos curiosos y deseosos. Fueron años en los que se dedicaban a escuchar los deseos insanos y solitarios de cientos mientras ellos poseían su propios deseos imposibles, deseos que soñaban cumplir noche tras noche pero siendo al final su deseo más preciado el único que se cumplía, su deseo de cercanía mutua.

Dos astros del cielo caídos, dos estrellas que se observaban de lejos y esperaban conocerse, dos cuerpos que ansiaban tocarse.

La luna estaba en lo más alto esa noche, no se veía completa, era tan solo una sonrisa en el firmamento que parecía estar alegre por su felicidad.

El firmamento era un manto negro y solitario, como si sus estrellas hermanas quisieran brindarles privacidad, dándoles el momento oportuno para que pudieran ser ellos mismos.

No habían nubes ni viento, el bosque era silencioso y los animales nocturnos también parecían entender su deseo no dicho, ser solo ellos dos.

El agua en el lago era tranquila y cristalina, brillante bajo dos únicas luces, dos luces danzantes e hipnotizantes.

Sus cuerpos, con forma humaniode, desnudos y luminosos se movían al mismo compás pero sin sonido físico.

Sonrisas sueltas mientras sus manos se rozaban, tan solo tocando las puntas de sus dedos y luego volvían a alejarse, saltando en direcciones opuestas para volver al mismo punto de contacto. Tal vez no había música ni acompañamiento de ningún tipo pero ellos dos no lo necesitaban, eran su propia música, eran el único sonido que necesitaban.

Esta vez rozaron las palmas de sus manos, tocándose por un poco más de tiempo antes de saltar y casi flotar sobre el agua, creando la ilusión de estar en un lago encantado. Encantado para ellos dos y nadie más. Corriendo en círculos como si se persiguieran, risas silenciosas escapaban cuando lograban estar cerca y luego volvían a alejarse, jugando como si hubieran nacido tan sólo unas horas antes y no cientos de décadas atrás.

Sus cabellos se movían pero su color no podía ser distinguido, pues eran del mismo tono y brillo que sus pieles, las cuales eran azulinas casi blancas.

Después de todo eran un par de estrellas y no dos simples humanos.

Cuando sus labios se rozaron, no se separaron esta vez.

Permanecieron tan juntos como siempre habían deseado y se prometieron estar de esa forma hasta que sus luces se extinguieran.

Lo que solo vendría cuando el mismo universo llegará a su fin.