Angelito

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Artista: Don Omar.
Palabras: 1026
Advertencia: Mención de enfermedades de transmisión sexual. Muerte de un personaje.

El mundo muchas veces podía ser tan cruel, aunque

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El mundo muchas veces podía ser tan cruel, aunque... ¿Era el mundo realmente cruel o eran los humanos quienes lo hacían cruel?

-Park Chanyeol... Positivo para...

Sintió que el mundo se le iba encima, dejó que la hoja con los resultados de su examen de seangre cayera al suelo mientras él se desplomaba en la cama y dejaba que las lágrimas fluyeran por sus mejillas, comenzó a pensar en su vida. No había tenido la mejor vida, eso era cierto pero esperaba que por lo menos fuera más larga, no solo había contraído una enfermedad sexual... Era incurable... Estaba demasiado avanzada... Moriría pronto... Comenzó a arrepentirse de cada decisión que lo había llevado a ello, no había elegido nacer en los barrios bajos pero sí había elegido drogarse; no había elegido que su novia le fuera infiel pero sí había elegido acostarse con cualquiera para buscar una venganza sin sentido.

-Voy a morir... Voy a morir... Voy a morir...

Se lo repitió una y otra vez mientras veía el sucio suelo de su pequeña habitación, sus lágrimas parecían inagotables, quemaban sus mejillas como si se tratara de lava pero no podía detenerlas. Su vida había llegado a su fin, no había duda. A ese punto no importaba si tomaba o no la medicina, moriría de cualquier forma. No importaba si tenía familia o no, moriría de cualquier forma. No importaba si tenía deudas que pagar, moriría de cualquier forma... Iba a morir sin importar si tenía dinero, hogar, amante o se encontraba simplemente solo como en ese momento. Había sido abandonado por todos y todo, no podía permitirse creer en algún Dios, aunque eso no le impidió rogar por perdón.

-Perdón... Lo siento... Lo siento tanto... Perdonen me... Por favor, alguien perdoneme...




«No necesitas perdón alguno...




Él no podía escuchar aquella voz que le brindaba consuelo y mucho menos era capaz de ver quien estaba en la habitación en ese momento a su lado, no podía saber que no estaba realmente solo y que no había sido abandonado como creía, había dejado de creer pero seguía pidiendo perdón sin saber que ya había sido perdonado. Aquella silueta vestida enteramente de negro se movió desde la puerta de la habitación hasta su lado pero aún así no lo vió ni lo sintió, siguió llorando mientras se disculpaba una y otra vez hasta quedarse sin voz, aún así no se detuvo. Su corazón seguía pidiendo perdón y piedad, no sabía que aquel ser oscuro y extraño estuvo a su lado escuchándolo, apoyándolo y diciéndole palabras de aliento.






«No es tu culpa...






No pasó mucho tiempo antes de que tuviera que quedarse en aquella vieja cama y no pudiera moverse con normalidad, había dejado de comer y beber, incluso de drogarse. Irónicamente. Cuando intentaba ir al baño, caía al suelo y se veía en la obligación de arrastrarse como un insecto, muchas veces había vomitado u orinado junto a la cama sin poder hacer mucho más. No poseía fuerza alguna y aunque el mal olor solo aumentaba su malestar, nada podía hacer, nada quería hacer. Aquella figura negra que siempre estaba a su lado, seguía siendo imperceptible aún cuando más necesitaba de alguien a su lado, no podía sentir cuando tocaba su cabello para calmar su fiebre y el dolor de cabeza, tampoco cuando tomaba su mano para transmitirle tranquilidad y mucho menos cuando le hablaba para consolarlo.

-Solo déjame ir ya... Ya no quiero sufrir más... Por favor... Por favor...

Habían sido largas semanas de esa forma y ya no podía resistir más así, había comenzado a rogar a quien fuera que lo dejara ir o lo llevará, realmente no le importaba su destino a ese punto. Solo quería descansar en paz. Un día, como cualquier otro día de sufrimiento, sus ojos se abrieron con enorme pesadez e intentaron enfocar algo aún sabiendo que no podría ver nada. Solo que ese día fue diferente, no podía ver anda, todo era gris a su alrededor pero pudo percibir algo a su lado mientras una extraña sensación de tranquilidad y alivio invadían su agotado y adolorido cuerpo. En medio de su estado ido pudo diferenciar una sonrisa amable y cariñosa, una sonrisa que nunca antes había recibido, intento sonreírle de vuelta y aunque fue difícil, lo consiguió débilmente.








«Estarás bien...










-Gracias...

Su voz salió rasposa y débil pero a aquel ser extraño (dueño de una preciosa sonrisa) no pareció importarle aquello, por el contrario se acercó más a él y tocó su frente haciendo que sus ojos se cerraran suavemente, cada vez podía sentirse más extraño pero mejor. Durante los siguientes días su percepción se hacía más extraña, pues podía ver con más claridad a aquel ser extraño mientras el mundo se hacía más claro y distante, además de tener una sonrisa preciosa, también tenía una voz amorosa y el cabello negro... Tenía una piel curiosamente dorada... No, no era dorada. Era una piel acaramelada que parecía brillar en dorado, resaltaba gracias a su vestimenta completamente negra.

Un día, sin saber cuánto tiempo de su enfermedad, abrió los ojos y vio todo completamente blanco mientras una mano acaramelada con brillo dorado se extendía hacia él, la tomó sin miedo y se dejó levantar de la cama. Era guiado por aquella figura negra que lo había estado acompañando sin saberlo, no había un camino pero sentía como caminaba, no había dirección pero sabía que llegaría a algún lugar. No lo había notado pero estaba vestido completamente de blanco, casi podía camuflarse con su alrededor, de pronto ya no vio la mano que sostenía la suya ni la figura negra pero sus pasos no se detuvieron.

Podía sentirlo a su lado, podía sentir que no lo había abandonado, simplemente lo dejaba seguir su camino.

Justo cuando una luz dorada envolvía su cuerpo y lo llevaba más lejos, escuchó una voz lejana y llena de amor, intentó buscar su origen pero solo pudo sonreír al saber que jamás podría encontrarlo.






«Angelito, vuela...»







Oh, quién diría que en su final había escuchado la voz de un ángel de la muerte y que eso era todo lo que necesitaba para alcanzar la tan ansiada paz.

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