Los recuerdos

2K 156 30
                                    

Al día siguiente, tanto Ririka como Sayaka, amanecieron con el cuerpo adolorido. Apenas se podían mover o sentar, sus extremidades se sentían entumecidas, como si hubiesen hecho horas de ejercicio intensivo el día anterior.

Kirari ordenó a Sayaka que descansara en su cuarto, pero esta se negó argumentando que debía cumplir sus labores sin levantar sospechas. Ya era demasiado que la noche anterior no volviera a su dormitorio asignado con las demás sirvientas y, si la encontraban en la habitación de la princesa, se volvería un escándalo.

-Serás la madre de mi futuro hijo, Sayaka... -Le recordó poniendo un mechón de cabello tras su oreja- Vas a descansar de ahora en adelante aquí. De todas formas, en un tiempo más todos deberán enterarse de que dormimos juntas... Debe saberse públicamente que habrá un heredero.

- P-pero... -Dijo intentado levantarse, sin embargo, los músculos adoloridos de su espalda la detuvieron.

- Sin peros, no puedes trabajar así -La volvió a recostar en la cama- Estas agotada. Pediré a una empleada que venga a dejar la comida y en la noche nos volveremos a ver ¿De acuerdo?

Sayaka la miró con las mejillas ruborizadas y se dejó acurrucar.

- Está bien... P-pero ¿Qué les diré cuando me vean aquí?

- Pues... -Se toco la barbilla pensativa unos breves segundos- Que disfrutaste de una noche apasionada conmigo -Finalizó seductoramente acorralándola contra el colchón.

A Sayaka se le prendió el rostro de vergüenza con el rápido recuerdo de todo lo que pasó hace unas horas atrás.

- Supongo que ya no hay objeciones. Iré a ver a Ririka antes de volver a trabajar, que descanses -Se fue dejándola allí en su cama, sin haber dormido nada y con la mirada perdida en el techo recordando lo vivido la noche anterior.

Cerró el shoji y se dirigió a la habitación adyacente, pidió permiso y le respondieron del otro lado suavemente que pasara. El dormitorio era similar al suyo, pero con las persianas cerradas manteniendo la habitación a oscuras. En vez de una cama europea como la que tenía Kirari, poseía un elegante futón con base de madera y en el medio se podía notar un bulto que se movía nervioso. La albina se acercó y se sentó al lado del colchón notando como aquel bulto se giraba mostrando el rostro medio escondido de su hermana.

- Buenos días, Ririka.

- B-buenos días...

- No tienes de qué avergonzarte... Yo no soy quién para juzgarte -Le dijo ladeando la cabeza.

- N-no quiero que me veas...

- Como gustes -Dijo cerrando los ojos para hacer una breve pausa- Asumo que estas adolorida, más aún por aquellas mordidas y marcas en tu cuerpo ¿Saotome fue demasiado brusca contigo? ¿Fue una experiencia traumática? -Le preguntó abriendo uno de sus ojos para observar su reacción.

Ririka se tapó por completo con las mantas flexionando sus piernas contra su pecho viéndose ahora como un bulto más pequeño.

- ...No.

Kirari rio divertida.

- Comprendo... Diré que te encuentras indispuesta y que no puedes realizar tus funciones, así tendrás todo el día para descansar.

Hubo un corto silencio hasta que Ririka habló aun escondida entre las sabanas.

- ¿Cómo esta Sayaka...? -Kirari observó el bulto sorprendida ¿Cómo sabia lo de...?

Ah, es verdad... Su hermana debió sentir el aroma en sus cuerpos cuando se despidieron. Suspiró. El perfume que se había aplicado no sirvió para reducir aquella fragancia.

Te amo, a pesar de todo | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora