¿Qué siente por mi?

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Ya llevaba varios minutos despierta. Observaba detenidamente el rostro de la mujer a su lado. Sus ojos se mantenían cerrados y respiraba con un ritmo tranquilo demostrando que aun dormía.

Tenía unas pestañas muy largas, unas cejas definidas, sus labios gruesos estaban entreabiertos haciéndola sentir su respiración contra su rostro. Su cabello blanquecino se veía algo desordenado sobre la cama, parecía un ángel.

Acarició su mejilla despacio procurando no despertarla, su piel era suave y tibia. Se asustó en el momento que la contraria apretó el agarre en su cintura y la apegó a su cuerpo removiéndose un poco, sintió un suave suspiro escapar de sus labios y volvió a quedar inmóvil en su posición. Sayaka esperó unos segundos para verificar que seguía dormida y sonrió tiernamente al escucharla balbucear algo que no logró entender.

La amaba, sin duda. Adoraba pasar tiempo a su lado, compartir estos nuevos momentos tan íntimos entre las dos. Ya llevaban un mes y medio durmiendo juntas, era como un sueño. Despertar cada día con su cuerpo pegado al suyo le producía una felicidad indescriptible. A veces la albina se dormía acariciando su vientre con cuidado, como intentando trasmitir todo su cariño a aquel ser que crecía en su interior. Otras veces caía agotada en la cama durmiéndose a la brevedad después de hacer el amor. Porque sí, para Sayaka, su amada princesa la tomaba entre sus brazos y la hacía olvidaba todo, se entregaba a ella por completo. Sin miedo, sin arrepentimiento, sin malicia. Consideraba el acto sexual como una muestra de amor.

Debía admitir que a veces su princesa se sobrepasaba, pero esto no quería decir que no lo disfrutara. A la albina le gustaba amarrar sus muñecas o cubrir sus ojos con vendas para recorrer su cuerpo con completo control. Ella siempre le preguntaba si estaba bien con eso, nunca hizo algo sin su consentimiento para así asegurar que ambas disfrutaran del momento.

Adoraba estar a su lado y le costaba creer que en ella se estuviera gestando una nueva vida producto de ambas. El hijo de Kirari Momobami y Sayaka Igarashi. No podía esperar a tener a esa criatura entre sus brazos para demostrarle su amor incondicional.

A pesar de toda esa felicidad sentía cierta inseguridad. Su princesa ignoraba de alguna forma la parte sentimental de todo esto, nunca la había mirado a los ojos y pronunciado un "te quiero" en todo ese tiempo, no le proponía algún acuerdo de pareja, tampoco se veía interesada en las indirectas que le daba para hablar del tema. Sayaka creía que con esta nueva unión carnal entre ambas conllevaría algún compromiso de por medio, pero se equivocó.

¿Acaso la había usado para tener a su hijo y aprovecharse de su consentimiento solo para tener sexo?

No. Su princesa no era así... Ella no podría ser tan fría...

¿O sí...?

¿Entonces todas esas caricias y el "me gustas" de un principio eran mentira? No podía ser verdad.

Se sobresaltó al sentir como una mano tomaba la suya. Kirari había despertado, llevó su mano a sus labios y beso la palma delicadamente.

- Buenos días, Sayaka...

- B-buenos días, princesa...

La aludida alzo una ceja curiosa. Su querida acompañante se notaba algo preocupada.

- Ya hemos hablado de eso...

Sayaka se removió avergonzada contra su cuerpo.

- No estoy lista aun...

Kirari sonrió y la abrazó con cuidado.

- Entiendo que lo encuentres extraño, pero debes llamarme por mi nombre, solo por mi nombre...

Te amo, a pesar de todo | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora