Yo te protegeré

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Yumeko se estaba aburriendo.

Ya llevaba más de 30 minutos sentada en aquella sala. Por lo visto Midari Ikishima también. Había revisado los libros de los estantes, abrió los cajones, se subió al marco de la ventana para mirar el pueblo y el cielo despejado de la mañana con desinterés para finalmente bajarse a patear con violencia el bote de basura.

- ¡¿Para qué mierda nos llamaron?! ¡Llevamos aquí una eternidad!

Yumeko abrió la boca para responderle, pero fue interrumpida por el ruido del shoji abriéndose. Tres sujetos entraron a la sala, vestidos de blanco con un pañuelo del mismo color con la palabra "Bami" escrita en él cubriéndoles los rostros, eran miembros de la familia Bami. Se sentaron frente a Yumeko sin pronunciar ni una palabra y miraron a Midari. Esta entendió que debía sentarse junto a la joven.

- Ustedes son las elegidas -Habló al fin el enmascarado del centro.

- ¿Elegidas?

- Ustedes se harán cargo de cuidar a los futuros herederos del clan Momobami. Estarán a la disposición de la princesa Ririka y Sayaka Igarashi.

- ¿Están embarazadas? -Preguntó incrédula Midari. Ella vivía desconectada de la realidad la mayor parte del tiempo.

- Yumeko Jabami usted, como miembro de la familia Bami, se encargará de proteger con su vida al hijo de la futura reina y su madre, Sayaka Igarashi.

- Estaré a su servicio con gusto -Dijo la aludida sonriendo.

- Midari Ikishima, usted estará a cargo de la princesa Ririka Momobami y su bebé. Deberá protegerla c-

- Con mi vida, ya lo se -Dijo emocionada sonriendo ampliamente. Por lo visto, si tenía suerte, podría matar a alguien en esta misión.

- Bien. Deberán acompañar a las madres durante el periodo de gestación siguiéndolas a donde ellas vayan. También permanecer a su lado todos los días hasta que los herederos cumplan su primer año de vida. No tienen permitido objetar, serán sus guardaespaldas personales con la intensión de protegerlas en caso de que algún hereje o enemigo de la familia intente atacarlas. Deben estar preparadas en todo momento.

- ¿Cuándo comenzaremos a ejercer nuestro trabajo?

- Mañana por la mañana -Habló el de la derecha- Hoy se les dará el día para que se preparen. Empacarán sus ropas y todo lo necesario para trasladarse al palacio. Se les asignará una habitación cercana a las futuras madres con tal de tenerlas resguardadas por las noches.

- Entiendo -Respondió Yumeko.

- Los salarios serán discutidos después -Hablo el de la izquierda- Cuando estén instaladas en sus habitaciones se les hará entrega del dinero y, si no están de acuerdo con el monto otorgado, se podrá conversar posteriormente. Por ahora solo preocúpense de empacar todo. Tendrán los servicios de comida y baños del palacio, por lo que no deberán de pagar por ello.

Midari se relamió los labios entusiasmada, podría comer todo lo que quiera y quizás pelear con algún bastardo. No le importaba realmente proteger a la princesa, ella se ocuparía de matar a quien sea que se le acerque por mero placer y si sale ella herida, pues... que lastima.

Yumeko la miró de reojo con desprecio, la chica se reía por la bajo mientras apretaba el mango de su espada. Sabía lo que estaba pensando.

- Muy bien, esta tarde se anunciará públicamente la noticia -Comenzó el del medio- Hasta entonces tendrán tiempo para empacar y esperar en la entrada del palacio para ser guiadas a las habitaciones. Nos retiramos por ahora.

Te amo, a pesar de todo | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora