Capítulo 12: Escape

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 —Mary, se hace tarde —la despertó una voz.

—¿mmm? —se volteó hacia aquel ente.

—Mary, hablo en serio. Es muy tarde, los niños deben de estar esperándote.

—¿Los Niños? —Preguntó ella, aún somnolienta — ¡LOS NIÑOS!

Se levanto de la cama de un salto, y comenzó a vestirse, ni siquiera escuchó a su hermano que le dijo que desayunara antes de partir.

Corrió a todo velocidad, procurando no llevarse a nadie por delante, hasta que llegó a casa de Ethan. Éste abrió la puerta y se chocó con Mary.

—Mary. Hola.

—Hola.

—¿Estás bien?

—Si —dijo ella y al ver a Ethan levantar una  ceja confundido, aclaró —. Se me hizo tarde, es todo —aseguró, pero ésta vez Ethan tampoco cedió, así que Mary tuvo que insistir —. ¿Puedo pasar?

—Claro. Pasa —él se hizo a un lado.

—Gracias —pasó la mirada por la habitación, confundida —. ¿Y los niños?

—Ya están en el colegio —dijo Ethan, tratando de ser amable al responder algo obvio.

—Oh, es cierto —Mary se palmeó la frente —. Lo siento, no quise llegar tarde, me...quedé dormida. Me dormí demasiado tarde.

—Bueno, a todos nos pasa. ¿Por qué no descansas un poco?

—No, ya estoy aquí, no voy a volver a casa.

—No tienes que volver a tu casa...

—¿Qué?

—Puedes dormir aquí.

—No, yo...

—En serio. Mira, yo iré a trabajar, y Megan irá a la universidad después de haber dejado a los niños. Tienes la casa toda para ti. Duerme un poco, vamos.

—De acuerdo... —aceptó a regañadientes, aunque realmente estaba cansada — Gracias.

—Por nada. Te veo a la tarde —él se acercó, besó su mejilla y se fue.

Mary quedó paralizada. No era la primera vez que Ethan besaba su mejilla, pero simplemente no soportaba el roce de cualquiera que no fueran su hermano, o los niños. Odiaba ser tan desconfiada, pero tenía sus razones para serlo, y además no era fácil cambiar su percepción sobre una persona en tan poco tiempo. Aún así, en el fondo, Mary sabía que Ethan era una buena persona, pero seguía asustada por su pasado.

Haciéndole caso a Ethan, se acostó en el sillón de la sala de estar, y cerró los ojos.

—¿A dónde vas, Mary? —preguntó el pequeño Max de 11 años.

—Al baño, espera aquí. No bajes por nada del mundo, ¿de acuerdo? —Max asintió.

Mary bajó al baño por su madre, pero algo la detuvo. Una bofetada.

—¡Maldita perra! —gritó su padre, ebrio.

Ella no emitió palabra. Sabía muy bien por qué era el insulto, y sabía que su padre no le creería lo del suicidio.

¿Cómo pudiste hacer eso, Marie Rose? Era tu madre.

Yo no...otra bofetada.

¡Cállate! Ésta me la pagarás, maldita...

¡Mary!

¿Max, qué haces aquí? Te dije que esperaras arriba.

Escuché tus gritos, ¿Estás bien?

¡Tú! exclamó su padre ¡Tú la ayudaste! ¡Son ambos unos traidores!

Papá... —dijo el pequeño asustado...

—¡Max, vete! —le advirtió su hermana.

Pero...

—¡Espérame afuera! gritó Mary, y esta vez Max si hizo caso.

—¡Todo es tu culpa! —su padre la arrojó contra la pared, ella gimió al golpearse la cabeza —. Ahora verás... —dijo agarrando sus brazos.

—¡No me toques! —ella intentó clavarle las uñas en los brazos para liberarse, mas no tuvo éxito.

—¡Silencio! Harás lo que yo te diga...

 

Cuando su padre se hubo dormido, Mary se vistió rápidamente, y corrió a la habitación de Max. Allí tomó la mochila de su hermano y guardó dos mudas de ropa, «insuficiente» pensó Mary, pero no había tiempo para más. Si bien su padre estaba ebrio y dormiría largo rato, quería estar lejos de la casa cuando él despertara. Se colocó la mochila de Max al hombro, y fue a su habitación para repetir la misma acción con sus cosas. Tomó también su móvil y, una foto de los cuatro cuando aún se podían llamar "Familia", aunque tal vez nunca lo fueron...

Corrió escaleras abajo y al salir de la casa, encontró a su hermano carcomido por los nervios.

—¿Qué ocurrió? ¿Por qué tardaste tanto? —Max sabía que su padre las maltrataba, a ella y a su madre, pero nunca supo que violaba a Mary, y ella no quería que lo supiera —. ¿Dónde está mamá?

A Mary se le encogió el corazón. Tenía que decirle la verdad. Juntó todo el aire que sus pulmones le permitieron, y comenzó a contarle lo ocurrido la noche anterior. Tanto a ella, que lo contaba, como a Max, que escuchaba atentamente, se les escaparon lágrimas a raudales.

—Tenemos que irnos, Max —dijo secando las lágrimas de su hermano, y luego las propias.

—Pero, ¿Y papá?

—Se ha quedado dormido. Fui a por nuestras cosas. No es mucho, pero... Estaremos bien —prometió ella, abrazando a su hermano pequeño —. Mejor que si nos quedamos aquí.

—¿Pero a dónde iremos?

«No lo sé» pensó ella, mas se enderezó y habló de forma segura y relajada.

—Eso no  importa. A donde sea que vayamos, cuidaré de ti, Max.

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Okay.... Capítulo fuerte... Pero por fin Mary y su hermano escaparon de la casa y no los van a lastimar mas. A no ser... No, van a tener que seguir leyendo. Soy tan malota :$ Okno, me calmo.


Gracias por seguir leyendo y esperarme a que suba capítulos. Yo sé que me tardo mucho, lo siento. Me voy a refugiar en que, obviamente aparte de escritora soy lectora, y ayer me quedé leyendo hasta terminar el libro, y hoy empecé otro. Pero prometo que voy a subir más seguido los capítulos.

Sálvame del DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora