Capitulo 13: Una Nueva Familia

8.7K 587 5
                                    


Luego de caminar durante horas, Mary y su hermano se sentaron en el cordón de la calle.

—¿Tienes frío? —preguntó Mary. Max asintió.

Ella lo rodeo con los brazos, y lo frotó hasta que entró en calor.

—¿Estás mejor? —preguntó nuevamente, y su hermano asintió.

—Tengo hambre.

—Lo sé, Max. Te prometo que encontraremos algo  —volvió a abrazarlo.

De repente, Mary tuvo la sensación de que la observaban. Volteó disimuladamente, y vio de reojo a un hombre pelirrojo y robusto, fumando quien sabe qué cosas.

—Max —susurró —. Levántate despacio, y camina sin mirar atrás.

Él lo hizo. Comenzó a caminar y, cuando estaba a unos metros, Mary lo siguió. Ella notó que aquel hombre había tirado lo que sea que estaba fumando, y también comenzó a caminar. Caminaba hacia ellos.

—Max, ve más rápido —indicó en un tono alto, aunque sin llegar a un grito. Ella también aceleró el paso. El hombre los imitó —. ¡Max, corre!

Ambos corrieron a toda velocidad, perseguidos por el hombre. Accidentalmente, entraron en un callejón sin salida.

—¡Mierda! —exclamó ella.

El hombre apareció en la única salida que tenía, bloqueándola.

—Miren que tenemos aquí... —dijo mientras se le formaba una perversa sonrisa con los pocos dientes que tenía.

Mary, por instinto protector, empujó a su hermano detrás de ella, y se puso a sí misma como escudo para ambos. Estaba paralizada, paralizada por el miedo. Aquel delincuente seguía acercándose a ellos, y ella sabía qué pasaría si los atrapaba. Se obligó a si misma a no cerrar los ojos, a ser Valiente.

Mary despertó llorando, desesperada por proteger a su hermano, hasta que recordó donde estaba y se relajó. Ella estaba en la casa de Ethan. Max estaba trabajando en "Finagle a Bagel", un bonito restaurant de Boston, donde había ido miles de veces, y cuya comida adoraba. Los niños estaban aún en el colegio. Eran las diez de la mañana. Todo estaba en orden, así que, conociendo el resto de la historia, dejó al recuerdo fluir por su mente.

Aquel hombre pelirrojo cayó hacia delante, inconsciente. Detrás de él había dos siluetas: un hombre y una mujer. Ésta última se acercó lentamente, haciendo movimientos con las manos, para darles a entender que no les harían daño. Mary estaba más tranquila, pero aún no sentía del todo bien. El hombre, alto y bastante ancho de hombros,  tenía el cabello negro. La mujer tenía un cabello color Cobre, y al tenerla de cerca, Mary observo sus ojos verde claros llenos de ternura.

—Tranquilos, pequeños. No queremos asustarlos. Vinimos a salvarlos.

***

—¿Tú padre te hizo esto? —Karla, la mujer que los rescató, miró detenidamente el brazo de Mary, que tenía unos cuantos moretones.  Mary les había confiado parte de la historia, ocultando las violaciones, debido a que Max también estaba ahí. Ahora Max estaba durmiendo cerca de la fogata, con Francis, el esposo de Karla, cuidándolo. Cerca de allí, estaban los demás niños de las calles, todos abrazados a la niña más pequeña para mantenerla caliente en esa fría noche de febrero. Esa imagen hizo que a Mary se le encogiera el corazón. Quería hacer algo por ellos, por todos ellos, pero ni siquiera podía ayudarse a sí misma.

—Ese monstruo hizo eso y cosas peores —confesó Mary.

—¿Qué cosas? —inquirió Karla, preocupada.

Mary la miró con angustia antes de soltar toda la verdad, llorando a mares.

—¡Dios santo, mi niña! Lo que estás diciendo es muy grave. ¿Por qué no fuiste con la policía, o con alguien que pudiera ayudarte?

—Estaba...Estoy muy asustada.

—Tu madre te ha dejado sola en el momento más difícil de tu vida.

—Ella...También estaba asustada. Pero se rindió demasiado pronto. Podríamos haber escapado juntas... No tenían que haber sido así las cosas... —sollozó nuevamente.

—Tranquila, pequeña. No estás sola. Ahora nos tienes a nosotros. Cuidaremos de ti y de Max.

***

Karla le contó a Mary que algunos de los erróneamente llamados "vagabundos", habían sido personas trabajadoras, pero la mayoría de ellos trabajaban en negro, trabajo que no era muy bien pagado, y al ser despedidos, no podían encontrar trabajo, o la paga no era suficiente para mantener a sus familias, y terminaron hipotecando y perdiendo sus casas. Otros, como Dean y Sam, los mellizos de cabellos castaños y encantadores ojos azules, que habían trabajado en una fábrica, y no consiguieron establecerse allí, vinieron a parar aquí. También le dijo que con el tiempo, todos se habían convertido en una familia: Karla y Francis eran las cabezas del grupo, les seguían Allyson y Diana, quienes estaban con Sam y Dean respectivamente. Los pequeños eran tres niños de la edad de Max, y una niña de 6 años; Luke, Matt, Dylan, y la pequeña Ariana.

***

Al otro día, Karla y Francis convencieron a Mary de ir a la comisaría a denunciar a su padre. Pero cuando llegaron, no había nadie.

—¿Hola? ¿Hay alguien? —preguntó Francis.

—Parece que no —respondió su mujer.

—¿Qué haremos ahora? —preguntó Mary.

—Tranquila, tal vez fueron por ahí. No te preocupes, seguro que pronto volverán.

Esperaron una hora y media, y nada.

—Mejor nos vamos —sugirió  Mary decepcionada.

________________________________________________________________

HOLAAAAAAA (?) Creo que estoy inspirada, bastante inspirada, jajaja.

Espero que les haya gustado :D

Sálvame del DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora