Capítulo 5: Emily

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Ese día habría sido un día normal; si no fuera por las caras largas y tristonas de los niños, y la media sonrisa de Megan en la mañana, Mary no hubiera notado la diferencia. Después de terminar con sus deberes, Mary se sentó a leer un libro que le había prestado Megan. Realmente le gustaba leer, pero no tenía muchos libros en su departamento, excepto los que usaron Max y ella para estudiar en la secundaria. Pasó horas leyendo, se había metido tanto en la historia que por poco no iba por los niños a la escuela, cosa por la que se reprendió a sí misma. Afortunadamente, ellos aún no habían salido. Una vez que emergieron de la multitud de niños, regresaron a la casa. Los niños de quedaron en sus habitaciones, no quisieron salir a comer hasta la cena, cuando volvió su tía. Megan saludó a Mary como siempre, y luego de pone colocar sus cosas en la mesa, recibió a sus pequeños sobrinos en sus brazos. No era un abrazo normal, notó Mary, era como... si los estuviera consolando. Ella no quiso preguntar para no parecer entremetida, así que hizo la cena, pero nadie comió. Megan le explicó que esperaban a Ethan, porque era un día importante, tal vez el único en que él estaría dispuesto a ver a sus hijos. Nuevamente, no preguntó el porqué, sólo asintió. Luego de un rato, se oyeron ruidos que provenían de la sala. Ethan respiró varias veces para serenarse antes de entrar y enfrentarse a su familia en ese día tan doloroso. Finalmente, se armó de valor y entró a la cocina, donde se encontraban sus hijos cabizbajos y su hermana con la mirada triste. También vio a la niñera, Mary, recordó, que se encontraba recalentando la comida.

-Buenas Noches -saludó por fin.

-Buenas Noches -respondieron todos a coro, incluida Mary.

-Creo, que ya me voy... No quiero molestarlos -dijo Mary.

-¡No! Quédate, por favor -pidió la pequeña Sophie.

-¡Si, quédate! -insistió Alex, para sorpresa de todos.

-Tienen asuntos familiares que resolver, de verdad, no quiero incomodarlos -le explicó Mary.

Todas las miradas se dirigieron a Ethan, dándole el poder de decidir. Él miró Mary, luego a Sophie y a Alex tragando su nostalgia, y asintió. Al ver los ojos inocentes y húmedos de sus pequeños, no pudo negarse.

-Quédate -permitió él. Ella no conocía a Emily, no tendría que quedarse. Pero Sophie se lo había pedido, y ese día quería darles el gusto a sus hijos en lo que sea que quisieran. Y querían a Mary.

-¿Seguro? -Ethan asintió -. Gracias, señor.

-Dime Ethan. No soy un "señor".

-No quise... -fue interrumpida.

-Lo sé -dijo bruscamente -. Sólo dime Ethan.

-De acuerdo.

La cena transcurrió tranquila y silenciosa. Mary revolvió varias veces su comida con el tenedor, realmente se sentía incómoda en aquel mutismo. Cuando terminaron, Mary quiso lavar los platos, pero Megan se lo impidió.

-Yo me encargo. Tú arropa a Sophie.

-De acuerdo.

Cuando subió a la habitación de la niña, Sophie le dijo el motivo del silencioso e incómodo día: Pasaron dos años desde el Fallecimiento de su madre. Ése era el motivo por el cual Ethan veía a sus hijos una vez al año, aunque ellos se las ingeniaran para verlo varias veces más. Todos los años, él volvía antes del trabajo para cenar con su familia, y recordar a Emily.

-Es como... una tradición. Papá dice que es para que mamá vea que seguimos unidos. Pero si ella ve todo realmente, sabe que no estamos unidos para nada. Estaríamos solos sin ti y sin la tía Megan -dijo ella peinando a la muñeca que le había comprado su madre antes del accidente.

Mary se quedó muda luego escuchar a una pequeña decir algo así. Se obligó a hablar para calmar a la niña.

-No digas eso. Él... seguro no sabe como seguir sin tu madre, pero estoy segura de que los ama. Son sus hijos.

-Vaya atención que le pone a sus hijos. ¡Cuánto le importamos! -exclamó sarcástica. Mary se preguntó de dónde había sacado esos modos, pero se dijo que tal vez los aprendiera de su hermano.

-Mira, no puedo hablar sobre algo que no sé. Pero ayer en la mañana, cuando los abrazó, su rostro reflejaba felicidad y amor. Tal vez necesite más tiempo -dijo más para sí que para Sophie.

-Tuvo 2 años, y aún sigue igual.

-Bueno, un corazón roto no es fácil de curar, necesita mucho más de dos años. O tal vez necesite algo que acelere su cicatrización.

-¿Cómo qué?

-No lo sé, pequeña. Pero debes tener paciencia. Ahora, debes dormir para que te lleve a la escuela mañana, ¿De acuerdo? -la niña asintió y se tapó con las sábanas. Su niñera le besó la frente, como todas las noches - Descansa, princesa.

-Tú igual.

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Bueno, ahora sí. Espero que les haya gustado y que se esten enganchando en la historia, que amen a los personajes... jajaja, Okno, pero si que les guste, eso para mi es suficiente.

Pd: La de multimedia era Emily

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