—Hola, hermanita —dijo correspondiendo al eufórico abrazo de su hermana; luego su mirada se paró en Ethan —. Hey, Ethan.
—Hey, Max.
—Me alegra que vinieras antes —dijo Mary.
—Por el cumpleaños de mi hermana, lo que sea —dijo guiñándole un ojo —. Además, los pasteles no se hacen solos.
Le dio una caja con un gran moño lila (a Mary no le gustaba el rosa), y una nota de "Feliz Cumpleaños, Mary".
—Gracias, Max.
—No me agradezcas. Te lo mereces.
Ella sólo lo abrazó, con cuidado de no aplastar el pastel.
—Te quiero.
—Oh, claro. Ahora que he traído comida me quieres —Max fingió estar ofendido y Mary rió —. Comienzo a creer que la gente solo me quiere por mi comida.
—No es cierto, Megan y los niños te quieren realmente... Y bueno, nosotros también.
La expresión de tristeza fingida de Max se convirtió en tristeza genuina cuando escuchó el nombre "Megan". Mary conocía muy bien a su hermano como para no darse cuenta del cambio en su expresión.
—Max... ¿Qué ocurre? —susurró.
—Nada.
—Max...
—Nada, es historia pasada. Y no quiero hablar de eso ahora, ¿si? No en tu fiesta.
—De acuerdo, pero mañana hablaremos.
—Claro, como digas.
—Max...
—De acuerdo, pero sigamos con la fiesta.
—Ok...
***
Minutos después, todos se habían ido a la cocina, quedando Mary a solas con Ethan. Él notó que ella tenía la mirada triste y desolada.
—¿Mary? —la llamó él.
Ella lo miró, y cuando sus ojos se encontraron, la expresión de los de Mary cambió a una mirada tierna, pero aún dolida.
—Lo siento, es que esta casa me hace daño. No hubiera venido nunca más si... si mis amigos no vivieran aquí.
—¿Aquí ocurrió todo? —preguntó cauto, no quería incomodarla, pero ella sólo asintió.
—Todos los recuerdos vienen de aquí: buenos y malos, aunque tengo muy pocos buenos.
Ahora Ethan asintió, comprensivo. Mary le había contado toda la historia antes.
De repente, escucharon pasos difusos que se acercaban. Pensaron que sería Karla, o tal vez alguna de las amigas de Mary, pero quien venía, caminaba con pasos descoordinados.
—Hermanita...Feliz cumpleaños —la abrazó Max, riendo a carcajadas.
—Max, ¿Has estado bebiendo? —preguntó ella con disgusto, pues ya sabía la respuesta.
—No —dijo él, aún con su sonrisa que demostraba su "alegre" estado —.No haría algo que sé que te va a molestar...
—Sin embargo, lo hiciste— dijo ella, dolida—. Max, sabes que odio que te pongas así.
—Hay una razón... —dijo Max, pero Mary ya se había levantado de su asiento, dispuesta a irse.
—Vamos, Ethan...
—Pero... —trató de oponerse, pero Mary lo jaló del brazo y lo arrastró, hábilmente, hasta la puerta.
—¡Mary, hija, vuelve! Deja a Max como está y ven con nosotros —dijo Karla corriendo tras ellos, tratando de alcanzarlos.
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Sálvame del Dolor
Roman d'amourCuando el amor surge a partir del dolor... ¿Se puede amar estando herido? ¿Puede el amor borrar el dolor del pasado?