SASHA
No sé cuánto tiempo llevo parada, ya me estoy cansando, y no solo por el hecho de estar de pie, la nuca me duele de tanto estar con la cabeza agachada, paso mi peso de un pie al otro tratando de resistir como puedo, me fijo en los moretones de mis brazos, en un lado de mis costillas también hay otra. Empiezo a contar mentalmente para no caer por estar como estatua un largo tiempo.
Esto sería más interesante si pudiera entender lo que dicen, ¿tantos idiomas y tenía que caer justo con un italiano? No lo sé destino, había muchas opciones, francés, alemán, ruso, solo digo.
Ah no, espérate, este último ni al básico llego, aún.
Lo único que llegué a saber es que es su hijo, dicen que de tal palo tal astilla, entonces este sujeto es más cruel que su hijo, hablan de supongo sus cosas personales, pero el nombre de mamá no se me pasa desapercibida, la curiosidad me come, ese señor con el simple hecho de sentir su presencia, asusta, sin ofender.
¿Cómo se llamaba? Oh, sí, Enzo.
Da igual, mientras siga viva todo bien.
- ¿Quién es esta belle niña? – hasta que nota mi presencia, aunque pensándolo bien mejor era ser invisible.
Si me muevo no me ven.
» ¿Tú nuevo juguete? – puedo oír sus pasos acercándose a mí, debería empezar a rezar, pero es que el de arriba no me hace caso, a este paso voy a estar suplicándole ayuda al de abajo.
- Es la hija de Marina Russell – su papá se detiene frente a mí, sus lustrados y negros zapatos entran en mi campo de visión, me toma del mentón y me hace mirarlo.
Es una copia perfecta del italiano, solo que un poco mayor y sin los ojos azules de su hijo, ¿da miedo? También.
- ¿La hija de esa cagna? – este señor emite terror a quien sea que lo mire.
Pasea su mirada de arriba abajo por todo mi cuerpo, que por cierto no lleva más que bragas y sujetador. Siento asco de este tipo, quiero darle un golpe, claro si pudiera, aunque de poder puedo, pero prefiero seguir viva.
Te enseñaron, pero la niña decidió que ya no quería.
Ahora no, querido yo.
» Eres igual que la perra de tu madre, la misma copia traicionera – ¿de qué habla? – me voy a divertir contigo como no tienes idea, cagna – empieza a acariciar mis rostro y retrocedo.
Desplazo la vista buscando al Verdugo, que mira con indiferencia todo lo que pasa, tiene un vaso de vodka en su mano derecha que bebe de a poco disfrutando del sabor cada que se relame los labios. Debe estar divirtiéndose con esta situación, mi miedo por este señor se debe notar a leguas, solo trato de calmarme, no quiero terminar muerta.
El tipo retoma su conversación con su hijo, su idioma natal es lo que usan, solo algunas palabras las dice en inglés para fundirme miedo, cosa sí lo están logrando, pero me aguanto. Sé que no entiendo lo que dicen, pero sí me queda claro que el nombre de mi mamá está a cada momento en la conversación. "Marina"
- ¿Tú qué sabes de mi mamá? – suelto sin más, ya harta de escuchar.
- Más que tú por lo visto – responde Enzo – Marina nos debe una muy grande – ¿qué saben ellos que yo no? – va a sufrir viendo como su hija paga por ella – me toma de la cintura por la fuerza acercándome a él – eres muy bella, lástima que vas a morir – susurra en mi oído y acaricia el recorrido de mis labios haciendo que el nerviosismo me invada, el que sea una copia del Verdugo no ayuda mucho, solo que sus ojos cambian el hecho de que no sea su hijo.
ESTÁS LEYENDO
El Verdugo (1) © ✔
RomanceNo todos los dioses te llevan al paraíso, algunos te arrastran al infierno, y así como en el cielo está la luz más brillante, en el infierno habita la oscuridad más misteriosa. PROHIBIDO LA MANIPULACIÓN, ADAPTACIÓN O ALTERARON PARCIAL O TOTAL DE EST...