CAPÍTULO 18

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SASHA

Luego de pasar toda la mañana con Ernesto en el ring, me dirijo al subterráneo, donde la cara de las ya habituales personas con bata me reciben, entre ellas la mujer de rizos a quien le doy una sonrisa pasando de largo hasta el laboratorio donde siempre para Domenico y también Stefan, este último me recibe haciendo que al verlo mis ojos se abran con asombro.

- Ay mierda...- su cara está peor que la mía

- Lo mismo digo – responde señalando mi rostro.

- ¿No te defendiste?

- No seas estúpida, al menos me dejó vivo – sí, al menos...

- Pero sé que te gustó el beso – digo con una sonrisa.

- No voy a mentir – responde – no sabía que le perteneces a el Verdugo, no me lo dijiste.

- Porque no es así – respondo acercándome hasta la mesa – solo follamos y ya, nada de otro mundo.

- Entonces no le gusta que otros jueguen con su juguete favorito ¡joder! Todo este tiempo estaba jugando con fuego y no lo sabía – su juguete favorito...

- ¿Me ayudas con esto? – señalo mi cara – me apliqué hielo y todo, la hinchazón ha disminuido en gran cantidad, necesito una pomada – asiente con la cabeza saliendo en busca de lo que le pedí.

Así que su juguete favorito, así es como todos me ven y así es como él también lo hace, no me sorprende, me pregunto si antes de mí también tenía un... juguete favorito, puede que haya sido Irina, o quizá fittie...

¡Por favor, Sasha! las personas como él no son de una sola mujer, mucho menos alguien como ese idiota de ojos azules, es en vano que él te tenga al menos un poquito de afecto. Maldito témpano de hielo, me tienes jodida hasta los huesos, espero que esto se me pase, porque sé que está mal, esto es muy mal...

Dom entra alejándome de mis pensamientos, me mira la cara con el ceño fruncido haciéndome poner los ojos en blanco.

- Solo suéltalo.

- Te ves horrible, dengel – ya me lo han dicho, no me sorprende.

- Stefan está peor.

- ¿Te recuerdo por culpa de quién?

- ¿Mí culpa? ¿Acaso fui yo la maniática que le molió a golpes? Te recuerdo que al depravado de tu jefe se le metió el demonio ese día.

- Y a él no fue el único – comenta con ironía.

- No la maté – me excuso.

- Le rompiste la rótula, dengel, no jodas, necesita una cirujía.

- Una que no vas a hacer – se detiene con lo que estaba haciendo para mirarme – ¿es enserio Domenico?

- Primero le matas a su amiga y ahora la dejas sin poder caminar, tú sí que llevas un puto demonio dentro.

- ¿Miss plástica era su amiga? – pregunto un tanto sorprendida – tú me dijiste dónde está tu arma.

- Justo por eso ayer le cambié de lugar, no quiero quedarme sin gente, menos cuando hay una loca que ronda por todos lados – Stefan entra con lo que le pedí en las manos acercándose a mí para untarme la crema en el moretón.

- Deberías usarlo también – hablo.

- Sí lo hago.

- ¿Ustedes quieren volverlo a hacer enojar? – interrumpe Dom – aléjense si es posible cinco metros de distancia.

Manda a Stefan fuera del laboratorio mientras yo me acerco a un espejo para seguir untándome la crema por mi jodido rostro, escucho a Dom hacer su habitual trabajo. El laboratorio me recuerda un poco al área médica, solo que aquí no hay agentes, papá siempre ocupado, ni hablar de Jared, me gustaba ir a molestarlo cada que podía, lo extraño mucho. A esta hora seguro tiene turno, me pregunto si también piensa en mí como yo lo hago con él, solo enserio quiero decirle que nada es su culpa, no puedo morir sabiendo que toda su vida va a cargar con eso, no puedo...

El Verdugo (1) © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora