CAPÍTULO 16 (parte1)

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SASHA

Esa cara borrosa ya está haciéndose muy frecuente, se siente tan real, como si de verdad lo tuviera en frente, esto es solo un sueño, nada real, eso ya pasó y ya lo superé, solo tengo que despertar, vamos abre los ojos...

- ¡Sasha! – me levanto de golpe al escuchar mi nombre. Mis ojos empiezan a adaptarse a la luz mientras parpadeo varias veces hasta encontrar al Verdugo sentado en la esquina de la cama – otra vez hacías caras raras ¿qué mierda sueñas?

- Ya me olvidé – respondo con simpleza mientras me levanto para dirigirme al baño y asearme.

Me visto con lo que dejó sobre la cama y procedo a salir de la habitación, el vientre me empieza a doler de repente, son pequeñísimos dolores, así que supongo que en algún momento va a pasar y lo ignoro. Al parecer hoy casi todos están ocupados, todos menos Ernesto, que luego de desayunar me quiere en el gimnasio.

El rubio me espera más que listo para darme una paliza, una paliza que esquivo dándole fuertemente en la cara que hasta me dolió a mí y mientras me sobaba aprovechó el momento para derribarme con la excusa de "no bajes la guardia" , idiota.

El tiempo pasa mientras ambos seguimos atacando el uno al otro hasta que termino de usar su cuerpo para sostenerme dando una vuelta y terminar sobre sus hombros mientras apenas le giro la cabeza bruscamente.

- Para entonces ya estás muerto – hablo mientras lo suelto y me ayuda a bajar de él.

- A menos que te hayan dado un tiro antes – ruedo los ojos.

- Acepta que perdiste – bajamos del ring y tomo su arma sobre una de las bancas – me debes muchos moretones, idiota – comento al acercarme a él sin previo aviso y le estampo mi puño en su cara – y eso no es suficiente – me alejo de él con su arma en mis manos.

- Mierda, eso fue desprevenido, niña estúpida – se queja mientras se toca el pómulo – y suelta mi arma antes de que te haga soltarla a la mala – el dolor vuelve otra vez seguido de un ya conocido cólico mientras algo baja de entre mis piernas, ya decía yo que este dolor era por algo, y justo ahora se le antoja llegar.

- Préstame tu casaca – la tomo sin su permiso – gracias – salgo antes que lo note mientras dejo su arma en el lugar que lo encontré.

Amarro la casaca alrededor de mi cintura pensando en cómo voy a solucionar mi problema, en el camino me encuentro a Dom que iba de salida entonces recuerdo que quizá pueda ayudarme, espero que no me mande por un tubo. Llego hasta él deteniéndolo antes de que salga y le sonrío con algo de temor.

- Necesito tu ayuda.

- Si te metiste en problemas no es mi jodido asunto – intenta seguir y lo vuelvo a detener.

- No, necesito algo con urgencia – digo mientras los calambres empiezan a hacer acto de presencia – puedes... - mierda esto es vergonzoso.

- No tengo todo tu jodido tiempo, dengel, así que habla de una puta vez.

- Necesito... - joder, solo dilo Sasha – es que ya me bajó y necesito algo para no manchar toda la casa con sangre – suelto todo muy rápido.

- Sé más específica.

- ¡mierda! ¡que me estoy desangrando por el coño y necesito tu ayuda para conseguir toallas sanitarias! – se empieza a reir después de haberle gritado

- Sí entendí a la primera, dengel – empieza a seguir su camino dándome a entender que no me va a ayudar, entonces se detiene antes de salir y voltea a verme – veré que puedo hacer – eso no me reconforta, pero espero que enserio al menos traiga algo.

El Verdugo (1) © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora