CAPÍTULO 33

7.1K 423 205
                                    

MARINA

Salgo del trabajo dirigiéndome al área médica de la base, Jared ha estado más pendiente que nadie cuidando a su hermana, ser el director de todas las bases médicas del SEILD tiene sus ventajes, su padre estaría orgulloso de él.

Camino por los pasillos hasta subir al ascensor al piso veintitrés, ni bien llego me dirijo al área de cuidados intensivos con el nudo en la garganta cada vez que entro, mi niña se está muriendo y no sé qué hacer ¡Dios! Sasha, despierta, cielo no te me puedes ir, no soportaría otra pérdida más.

La miro a través del cristal limpiándome las lágrimas, está conectada a todos esos aparatos, no voy a llorar, a ella seguro que no le gustaría verme en este estado, siempre con su sonrisa habitual siendo la niña más feliz, cuando en realidad todo se lo guardaba por dentro y yo nunca me di cuenta, no quise poner el trabajo antes que a mis hijos, pero necesitaba ir uno a uno por ellos y eso me ha tomado años... y no te me puedes ir porque quiero decirte que vas a estar a salvo, el Verdugo ya está muerto, mi niña, no te va a hacer daño, solo despierta, por favor.

- Mamá – miro a Jared que tiene los ojos completamente enrojecidos, ella y él eran inseparables, ambos se quieren tanto que no sé si Sasha llegue a quererme como lo hace con su hermano – esta grave – solloza y lo abrazo haciendo que baje un poco a mi altura, pues mi hijo es más alto que yo.

- Se va a recuperar, lo va a hacer, Jared – hablo sin quebrarme, uno de los dos tiene que ser fuerte, uno de los dos tiene que sostener al otro, y esta vez me toca a mí.

- Tienes que saber algo – habla con la voz entre cortada mientras se limpia las lágrimas – le han hecho demasiado daño a mi hermanita – el estómago se me contrae ante sus palabras – le he chequeado yo personalmente de pies a cabeza, ella... ella tuvo un aborto espontáneo – me cubro la boca con una de mis manos reteniendo el llanto que no pienso dejar salir – ha perdido demasiada sangre, la trajimos con seis de hemoglobina, tuve que hacerle un legrado, extraerle dos balas, tuvo un traumatismo... – da un suspiro suprimiendo sus lágrimas – no sé si pueda sobrevivir...

- Jared – hablo más calmada – escúchame bien, hijo, tu hermana nunca va a saber que dentro de ella tuvo al hijo de uno de los tantos mal nacidos que la violaron, ni ella, ni nadie – me imagino todo lo que mi hija ha vivido con ese hijo de puta que ahora está en el infierno, lleva dos días sin despertar y Jared no me da buenas noticias con respecto a la salud de Sasha, la han torturado, violado, golpeado, le han jodido física y psicológicamente...

Por favor, despierta...

- Jefe – se acerca Jackson y Lara mientras Jared procede a retirarse – ¿va a despertar, cierto? Ella es fuerte, es su hija, ¿cómo no podría serlo? – le doy una sonrisa al joven que me ha ayudado a salir viva de la isla, es un buen chico, quizá Sasha y él sean buenos amigos.

- Vas a ver que cuando menos lo esperes, esa niña se va a despertar a darte un abrazo – habla Lara dándome una sonrisa cálida.

- ¿Cómo lograron convencer al director general para que no me expulsara o, mejor dicho, para que no me matara?

- Digamos que mi hermana le dio un sermón de que si fuera madre lo entendería, que si fuera su hijo, el general, seguro que también hasta rompería las leyes, aunque eso no tuvo sentido porque él si puede hacerlo, es el director general del SEILD después de todo, aún así no estamos librados, no nos quitó el cargo a ninguno, pero si nos dejó un castigo durante todo este mes.

- Por los viejos tiempos – susurra Lara solo para mí y me limito a sonreír, pues recuerdo bien cuando el actual director general era el general en ese entonces – ¿es cierto que el general recibió una bala por tu hija? – asiento con la cabeza.

El Verdugo (1) © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora