VERDUGO
Mientras la bañaba he visto como tiene rastros de golpes en todo su cuerpo, su rostro está lastimado, tiene los labios muy resecos, el contorno de sus ojos son oscuros, verla gritando como si no me conociera me ardió en el alma, estaba aterrada, tuvo una crisis nerviosa luego de matar a esos malditos hijos de puta.
Le veo postrada en la cama junto al suero que Domenico le ha introducido, tuvo que sedarla para que se calmara antes de que pueda hacerse más daño ella misma, dejo de acariciar su mano al escuchar la puerta abrirse, observo a Ernesto, tiene moretones en la cara y las vendas cubiertas de sangre, no es la suya, es del mal nacido que está en las mazmorras, le da una mirada a Sasha para luego fijarse en mí.
- El invitado sigue vivo
- No por mucho – me levanto alejándome de ella – date un baño que si ella despierta le puede dar otro puto ataque de ansiedad – salgo con el corazón a mil, al punto de querer salir de mi caja toráxica.
Tenso la mandíbula recordando su estado, me remango la camisa mientras desato los tres primeros botones, apenas doy el primer paso dentro de las mazmorras los gritos son ecos en el lugar, cada que avanzo, el sonido de mis pisadas se hacen más sonoras mientras me deleito con los suplicantes sonidos que me encanta, tanto que sonrío apenas escucharlos.
- Se acabó – veo a Dominik apagar la colilla de su cigarro sobre la piel del idiota, no es la primera que tiene, le ha estado apagando las veces que quiere sobre su piel.
Está desnudo y colgado, el charco de agua sobre sus pies me da clara señal de que hubo descargas eléctricas, tiene la mitad de su rostro empapado de ácido muriático, calentaron el hierro de cruz y le quemaron el abdomen, las pinzas en su espalda le abren la piel apenas hace un pequeño movimiento, Ernesto y Dominik si que se han divertido.
- Solo... mátame - jadea de dolor mientras me acerco a la mesa con herramientas.
- ¿Y dónde estaría lo divertido? – le hago una seña a Dominic de que se retire – ya sabes que traer – le hablo una vez está fuera de la celda, tomo el alicate entre mis manos dirigiéndome a él – abusaron de ella tantas veces como se les dio la perra gana, querías mandarla a un burdel hasta dejar que se muera, la torturaron día y noche, no dormía, le privaban el alimento cuando querían – apenas abre los ojos mirando en mi dirección, quiero que vea bien mi rostro, porque hasta en el infierno voy a torturarlo – debes estar preguntándote cómo lo sé, tu hijo me contó todo, detalle a detalle que solo incrementó mi ganas de hacerlos sufrir.
«¡No me toques!»
«¡No! ¡Ernesto, diles que se vayan!»
«¡Ellos van a golpearme, me van a violar otra vez, ellos son malos, me lastiman!»
Aprieto los dientes alejando el recordar cómo la encontré.
Mis manos se manchan de sangre mientras corto todo su falo escuchando como se desgarra la garganta de tanto gritar, se lo meto en la boca haciendo que se lo trague, tomo la manguera del embudo que Dominik trajo junto al agua hirviendo, lo hundo hasta la tráquea de una sola estocada vaciando el agua mientras Dominik le tapa las fosas nasales, su cuerpo se retuerce del ardor, sus ojos se blanquean tirando la cabeza hacia atrás intentando sacar lo que tiene en su conducto, su cuerpo se sacude y poco a poco va disminuyendo sus sacudidas.
Le saco el tubo de la garganta, tomo el licor sobre la mesa y me acerco a vaciarlo en toda su cara desfigurada logrando que despierte con esa voz llena de clamor y súplicas que no son nada más que música para mí.
- Aún no vas a morir – le hablo viendo como ya no resiste.
Me acerco a él con alicate en mano mientras Dominik le abre la boca a la fuerza y en lo único que pienso cada vez que le miro su perra cara, me hace recordar a su puto hijo y en las palabras de Domenico cuando tuvo que examinarla...
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El Verdugo (1) © ✔
RomansaNo todos los dioses te llevan al paraíso, algunos te arrastran al infierno, y así como en el cielo está la luz más brillante, en el infierno habita la oscuridad más misteriosa. PROHIBIDO LA MANIPULACIÓN, ADAPTACIÓN O ALTERARON PARCIAL O TOTAL DE EST...