Lyla.
Estoy emocionada al tener en mis manos los boletos para ser parte de dos de los eventos astronómicos de este año: las estrellas Perseidas y la Gran Luna Rosada, los cuales podrán apreciarse esta noche y pienso invitar a Dylan.
Desde aquel día en el concierto, nos hemos vuelto más cercanos. A veces almorzamos juntos, claro, cuando él no está demasiado ocupado, cosa que no ocurre muy a menudo, pese a ello, es agradable cuando se da la ocasión. También hemos charlado por las noches en los turnos que tenemos que quedarnos y han resultado momentos agradables. Además, de vez en cuando pasa a mi departamento los fines de semana para visitar a Wilson y jugar con él.
Cierro mi casillero y me topo con el rostro de Will, provocando que me sobresalte del susto.
—¿Quieres dejar de hacer eso? Por favor —le pido suspirando. Él se ríe y cruzándose de abrazos, hace un puchero.
—Bien, dejaré de hacerlo, mamá, y antes de que digas que no lo pareces, en realidad sí lo pareces, incluso Kyle lo dice.
Arqueo una ceja negando con la cabeza. Llevo los boletos hacia los bolsillos delanteros de mi bata pero, un movimiento más veloz de Will irrumpe esta acción y de un momento a otro, los tiene en su poder.
—¿Saldrás con alguien? Lyla, conociste a alguien y no me dijiste. Me siento ofendido ante tal ocultamiento. Soy como tu hermano mayor —habla con tono dramático, llevándose la palma derecha a su pecho.
Le arrebato los boletos llevándolos a uno de mis bolsillos, esta vez asegurándome que no volverá a quitármelos.
—No conocí a nadie en particular, o... Hace un par de noches sí, pero no cuenta porque era extraño. En fin, estos boletos no son para una cita de la que te estás imaginando, quiero invitar a Dylan.
Al escuchar el nombre de su jefe, se forma una gran sonrisa en sus labios, mostrándome gran parte de sus dientes. Eleva ambas cejas una y otra vez rápidamente, sus ojos insinúan algo más pero, prefiero ignorarlo.
—Lyla...
—¿Sí?
—¿Te gusta el doctor Sangster?
Lo miro sorprendida mientras que él me mira expectante aguardando mi respuesta.
—Claro que no —me apresuro a decir. —Will, en verdad estás viendo cosas que no suceden ni sucederán. No me gusta Dylan.
—¿Y desde cuándo lo llamas Dylan? Siempre que hablas conmigo de él lo llamas Doctor Sangster.
Abro mi boca para hablar, sólo que simplemente logro balbucear y ninguna palabra coherente sale de mis labios.
—Yo creo que sí te gusta —afirma elevando unos centímetros su barbilla, como si estuviera regocijándose ante lo que ve. —¿Y sabes qué? En parte me gusta y en parte no. El Doctor Sangster es un gran partido, además, creo que tienen cierta conexión, algo en común que haría que fueran una estupenda pareja, excepto porque tiene novia y eso es preocupante.
—No hay nada de qué preocuparse, no me gusta y no me gustará, es simplemente mi amigo. Como tú.
—Niégalo, pero, algo me dice que eso cambiará pronto. En fin, ten un buen día, Rico.
Y sin más, dándome una palmadita en la cabeza, se marcha, dejándome mucho en qué pensar.
ESTÁS LEYENDO
Besos Bajo La Luna
Romance¿Quién dijo que toparse con alguien infantil sería un total desastre? Lyla, una chica Italiana incapaz de ver la vida como un adulto común, pero sí siempre con una sonrisa y sacando lo mejor de sí tendrá que mudarse a Estados Unidos, un país totalme...