¿Quién dijo que toparse con alguien infantil sería un total desastre?
Lyla, una chica Italiana incapaz de ver la vida como un adulto común, pero sí siempre con una sonrisa y sacando lo mejor de sí tendrá que mudarse a Estados Unidos, un país totalme...
D e vuelta al hospital, me detengo en un semáforo cuando de pronto, veo pasar la calle a Will, mi residente.
Parece afligido, así que toco el clackson para hacer que se detenga y se dé cuenta que soy yo.
—¡Hey! Will, ¿estás bien? —cuestiono sacando un poco la cabeza a través de la ventanilla.
Will se sorbe los mocos y limpia las lágrimas que le recorren el rostro.
—Lo siento, es una pregunta estúpida, claro que no estás bien. ¿Puedo saber qué te pasó?
Niega con la cabeza.
—¿Quieres subir al auto? Te puedo llevar de regreso al hospital —sugiero. —Y te prometo que no preguntaré nada al respecto.
Me observa por un par de segundos, pensándolo demasiado, hasta que decide subir al auto.
Permanece con la cabeza gacha, y como he prometido no cuestionarlo con nada, hago que el auto comience a moverse de nueva cuenta hacia el hospital.
Cuando llegamos y él baja, voy tras él en el estacionamiento.
—¡Espera, Will! —hablo tomándolo de un brazo sin ejercer demasiada fuerza.— Te dije que no te haría preguntas en el auto pero, ya estamos en el hospital y... Sólo dime, ¿pasó algo con Kyle?
—Lo único que tiene que saber es que su hermano y yo ya no estamos juntos de ninguna manera. Sé que sabía lo que había entre él y yo pero, eso se acabó, doctor Sangster, y si me disculpa, tenemos que vernos con la doctora Harris y su residente, así que me iré a alistar.
Sin decir nada más, da media vuelta y sube al ascensor. No lo detengo porque sé que no es oportuno, sin embargo, pienso en lo que hablé anoche con Kyle, y entonces miles de preguntas se vienen a mi cabeza porque, ¿por qué terminaron si él mismo me dijo que creía estar enamorándose de Will?
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La junta directiva ha decidido que la operación de los gemelos se realizará dentro de un mes, ya que se corre el riesgo de que el cerebro se seguirá desarrollando y no queremos que los lóbulos que comparten ambos se terminen de desarrollar, porque si eso sucede... Mejor ni pensar en ello.
Voy a mi oficina a tomar mi bata y posteriormente a reunirme con los residentes y la doctora Harris. En cuanto llego, ellos ya están ahí, la doctora Harris sentada en el filo de larga mesa de cristal, cruzada de brazos, mientras la nueva residente: Lyla, se encuentra de pie con una paleta de madera con notas.
En cuanto a Will...
La puerta se abre de sorpresa por detrás de mí.
—Lo siento, es que yo...
—Lo envié a pedir análisis a otro paciente —termino la oración.— Después iremos por los resultados, Will, ahora siéntate y hablemos sobre la operación.
