13. Most of Us Are Stranger

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Kyle.

Will se ha marchado, y eso provoca un dolor en mi pecho, uno que no entiendo. Es como si de pronto algo me estrujara por dentro; el problema es que no sé cómo detenerlo. Incluso el respirar es complicado.

Observo cómo transcurren uno a uno los autos en la calle, justo afuera del teatro donde se llevó a cabo hace algunos minutos el recital de mi hermana.

De un momento a otro, una mano se hace presente sobre mi hombro izquierdo y giro mi rostro para saber de quién se trata.

—Mamá.

—No estás bien, lo sé y se nota, aunque la cuestión es: ¿qué sucedió?

Tardo unos minutos en silencio, pensando lo que he hablado con Lucy, y en que esta vez necesito un consejo, pero no de mi hermano, no de mi hermanita, sino de alguien a la que he visto perdidamente enamorada de mi padre durante años.

—Es... Will. El residente de Dylan —admito frunciendo las comisuras de mis labios. —Me confesó que estaba enamorado y yo lo rechacé, le dije que no siento lo mismo que él y... —Termino de contarle el resto de la historia cuando papá sale con mi hermano y Lucy, puesto que ya terminó de despedirse de sus amigas, supongo.

—Oh... Creo que interrumpimos algo —comenta papá acercándose a mi madre para abrazarla por la espalda. —¿Estás bien, Kyle?

Niego con la cabeza.

—Escucha, ¿por qué no mamá y tú van a cenar esta noche juntos y tu hermano y yo llevamos a Lucy a cenar a otro lugar? —Debo admitir que mi padre siempre ha tenido el don de saber qué hacer y qué no en momentos complicados, al menos desde que tengo uso de razón. Ante la propuesta, Lucy y Dylan no se niegan y se despiden de nosotros para posteriormente marcharse al auto de papá, no sin antes proporcionarme las llaves del auto de mi hermano.

Cuando papá se ha despedido de mamá, susurro un «Gracias» y este se marcha con una pequeña reverencia.

—Así que... ¿A dónde se te apetece ir, guapo? —cuestiona mi madre doblando su brazo derecho hacia ella para que introduzca el mío en el hueco que se forma.

Sonrío y nos marchamos rumbo al restaurante de comida italiana que está al norte de la ciudad.

No ordenamos gran cosa, puesto que en realidad hemos venido a charlar.

—No sé qué hacer —admito al cabo de unos minutos en los que nadie habla. —No amo a Will, en eso no mentí; sin embargo, sí me siento atraído por él, y no quiero herirlo.

»¿Qué haces cuando una persona te gusta pero no la amas?

Mi madre no responde, simplemente sonríe. ¿Por qué lo hace? Nunca he entendido su extraña forma de afrontar cualquier cosa, siempre tiene una sonrisa en el rostro, como si aunque las cosas marcharan mal o alguno de sus hijos lo esté, ella deba sonreír.

—Antes de decirte cualquier cosa, ¿ya escuchaste lo que tu corazón quiere?

Tardo en responder, al parecer cualquier respuesta que implique el nombre de Will o algo relacionado con él, me hace no poder hablar de inmediato.

Frunzo la comisura de mis labios y bajo la cabeza, intentando concentrarme en el color del mantel, mientras tomo este entre mis dedos.

Cuando mi mirada se vuelve a encontrar con la de mi madre, siento que mis ojos comienzan a llenarse de agua, cosa que en absoluto me gusta y me causa demasiada confusión, así que intento aparta las lágrimas.

—Durante todos estos días que no has visto a Will, ¿qué has sentido, Kyle?

—Soledad, pero... Una soledad confusa. Siento que me hace falta algo, es como cuando Dylan se fue a la Universidad y yo me quedé en casa. A pesar de tener a Lucy, a papá y a ti, sentía que me faltaba algo, como un...

Besos Bajo La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora