22. Dulces planes

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Dylan.

—Gracias a ambos por esto, en verdad que no... Me dejas sin palabras, Lyla —aseguro sonriéndole. Wilson se encuentra en mis piernas, acostado y tranquilo desde hace unos minutos. Lyla y yo fuimos al supermercado después de mi examen en traumatología y posteriormente venimos a su departamento, donde me preparó una cena realmente deliciosa —. Y qué decir de ti, Wilson —lo tomo entre mis brazos para levantarlo de mis piernas y besarlo —. Fue hermoso verlos allí afuera, con esos carteles, ese atuendo...

Las palabras se me escapan al recordar la escena. Bajo a Wilson al suelo, quien corre hacia la habitación donde Lyla tiene su cama. Al girarme de nueva cuenta hacia mi novia, me mira dubitativa. Hasta ahora, me he dado cuenta que cuando Lyla está en este estado es porque trata de decirme algo que no sabe si lo tomaré bien o no, pero quiero darle la entera confianza de que puede decirme todo lo que ella quiera compartirme, así que tomo su mano entre la mía sobre la mesa. Este gesto la sorprende y entonces noto que estaba moviendo su pierna, nerviosa.

—Lo que sea que tengas que decirme, hazlo, Lyl. Siempre te voy a escuchar.

Me ofrece una media sonrisa, sus ojos emanan un brillo y un destello de ternura por mis palabras, lo cual me conmueve el corazón. Mi objetivo desde que somos amigos es hacerle saber que estoy para ella sin importar qué, que me tiene para ella.

—Anoche... —comienza mordiéndose el labio inferior — me llamó mi padre porque... —sigue mordiéndose el labio en cada pausa. Presiono su mano entre la mía sin demasiada fuerza, tratando de darle confianza —Me gritó pidiendo una explicación al hecho de que esté saliendo con un hombre casado.

Ante esto último frunzo el ceño, mi cerebro inmediatamente piensa en las palabras de Kathya cuando la descubrí con Matt y caigo en cuenta que fue ella. Estoy seguro.

—Quiere que vaya contigo a Italia para explicarles quién eres, a pesar que le expliqué que no estás casado, que estabas comprometido pero, ya no es así.

» Me dio una semana para ir o él y mamá vendrán aquí. La cuestión es que no tengo dinero para completar el vuelo de ida y de regreso, por lo que Evangeline llamó a tus tíos, a tus hermanos e incluso sus amigas, que ahora son también mías, me ayudarán a llevar a cabo una venta de postres la siguiente semana.

Me mantengo en silencio unos segundos pensando en que tengo que hablar con Kathya, porque como se lo hice saber aquél día, no pienso permitir que interfiera así en mi relación con Lyla; si lo sigue haciendo, seguiré peleando por mi amor con Lyl, sin embargo, tengo claro que ella y yo no podemos tener una relación en paz con Kathya haciendo lo que sea para estropear lo nuestro.

—De acuerdo, yo... —suspiro antes de continuar. Mis ojos se fijan en ella y sigo hablando sin dejar de mirarla —Primero quiero decir que sé que te hace falta dinero y que pudiste haberme pedido lo faltante para los vuelos.

—Lo sé —me interrumpe —, es sólo que me sentiría incómoda con ello. Entiendo quieras ayudarme, que como pareja debemos apoyarnos y yo haría lo mismo contigo si estuvieras en mi lugar; pese a ello, quise buscar la forma de resolverlo por mi cuenta.

—Y respeto eso, créeme, Lyla —aseguro —. Muchas veces queremos hacer las cosas solos, lo cual está perfecto porque aprendemos a resolver cualquier situación, aunque es cierto que en ocasiones necesitamos ayuda y también es valido pedir apoyo. Mi familia te ayudará a realizar la venta de postres, así que yo también quiero apoyar, si me lo permites.

Asiente sonriendo aún a medias, pero con los ojos iluminados.

—Recuerda que no estás sola, ¿sí? Cuando tengas algún percance del tipo que sea, dímelo, trataré de ayudarte a buscar una solución o si está en mis manos dártela, lo haré.

Besos Bajo La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora