16. Eventos inesperados

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Tomando los ingredientes necesarios para la cena de esta noche avanzo en los pasillos con el carrito del supermercado. Dylan me ha enviado un mensaje horas antes para saber qué debe comprar, ya que quiso poner la mitad de lo que se necesitará esta noche. Debo admitir que no quería aceptar, después de todo, Dylan será mi invitado hoy, y mi plan original era comprar todo; pese a ello, no pude convencerlo por más que argumenté diferentes cosas, así que tuve que rendirme y aceptar que él también lleve a mi departamento ciertos productos.

Al finalizar mis compras de comida, me dirijo a la floristería para comprar un ramo de girasoles. Dylan mencionó que le encantan, así que creo que es una buena ocasión para tener flores en mi casa.

Al llegar a casa soy recibida por una bola de pelos que se abalanza sobre mí, provocando que caiga, así como que algunos productos se esparzan por el suelo, aunque por suerte, sin derramar su contenido. Rápidamente aparto a Wilson y me apresuro a recoger todo, introducir lo que va en el refrigerador y dejar fuera lo que no.

—Bien, Wilson, debemos poner manos a la obra para darle una increíble cena Italiana a Dylan, así que compórtate y recibirás recompensas a lo largo del día.

» Vaya, soné como presentadora de televisión —me digo en voz alta mirándolo, a lo que él inclina su cabeza de lado, tal vez preguntándose: ¿Por qué mi mamá me dice eso¿ Ella no suena como presentadora.

Me río de mis ocurrencias, sin embargo, comienzo por hacer limpieza en el departamento, llamar a mamá para que me ayude con la cena y verificar que todo quede como me lo imagino. Esta noche no tengo un gran vestido como el de la ocasión anterior, mi hada madrina no está aquí para salvarme, pese a ello, tengo mi propia ropa y no está nada mal, después de todo, es una cena de amigos, y así fuese una cita con alguien más, no necesito vestirme para impresionar.

Finalizada la limpieza en casi cada rincón, con ollas en la cocina listas para cuando comencemos a cocinar, así como las instrucciones de mi madre, voy a mi cuarto de baño para alistarme. Dylan llegará dentro de poco, por lo que aún tengo algo de tiempo para vestirme y sobre todo ducharme, después de todo, terminé bastante sucia. Decido por usar jeans negros, Converse del mismo color y un suéter esmeralda tejido por mamá, un regalo hecho en mi último cumpleaños. Mi cabello lo seco con la secadora y lo sujeto con una banda. No hay maquillaje en esta ocasión.

Justo cuando salgo del baño, el timbre suena, por lo que me dispongo a abrirle la puerta; al hacerlo, Dylan se encuentra en mi umbral, con una mano sujetando un ramo de flores blancas y en la otra sujetando bolsas con los productos que le pedí.

—Debes haber pensado en lo mismo que yo, porque también compré flores. Excepto que yo traje girasoles —comento encogiéndome de hombros.

—Mis favoritas —menciona con una sonrisa. Le ayudo con las bolsas e invitándolo a pasar cierro la puerta.

—Puedes dejar tu... Exacto —hablo al voltear y darme cuenta que ha dejado su sudadera en el perchero a pocos pasos de la entrada.

—¿Sabes? Me siento diferente esta noche, es como si el ambiente en tu departamento haya cambiado. No lo sé, es más acogedor.

—Has estado aquí en muchos momentos, no sé a qué se deba eso —aseguro. Tomo un jarrón de la alacena, abro el grifo para comenzar a verter líquido para las flores y así colocarlas en la mesa del pequeño comedor, justo a lado de las otras.

—Sólo que esas ocasiones han sido para jugar con Wilson en realidad, jamás he estado aquí para cenar contigo —me recuerda. Vuelve a sonreír, marcando los pequeños hoyuelos que se le forman en las mejillas.

Abro mis labios para decir algo y casi inmediatamente vuelvo a cerrarlos negando para mis adentros.

—¿Comenzamos con la cena?

Besos Bajo La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora