¿Quién dijo que toparse con alguien infantil sería un total desastre?
Lyla, una chica Italiana incapaz de ver la vida como un adulto común, pero sí siempre con una sonrisa y sacando lo mejor de sí tendrá que mudarse a Estados Unidos, un país totalme...
Antes de leer, deben saber que hay ciertas oraciones en italiano y estaré colocando lo que significan en los comentarios. Si hay alguien aquí que sabe este idioma y visualiza que me he equivocado en algo, le pido disculpas pero, si desea corregirme, se lo agradeceré.
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Kyle.
—Y... Listo, al fin quedó terminado el vestido para Lyla —hablo entusiasmado tras colocar la última piedra en el vestido que diseñé para la gala del hospital, la cual será llevada a cabo cuando mi hermano y mi cuñada regresen de Italia.
Sonrío de lado al pensar que es la primera vez que me refiero a mi cuñada como eso, cosa que con Kathya no podía hacer.
Los brazos de Will me rodean por detrás para después plantar sus labios sobre mi mejilla, lo que provoca un cosquilleo en mi estómago. Me giro hacia él para unir mis labios a los suyos y apenas y toco su rostro, su teléfono comienza a sonar.
—Lo siento —indica mirando el nombre que se visualiza en la pantalla, ocultándolo cuando ni siquiera trato de verlo —, tengo que responder, es algo... urgente. Voy al... —señala el baño con su dedo índice y se marcha, lo que me deja consternado. ¿Por qué ahora quiere responder en el baño? Nunca lo había hecho, siempre ha respondido sus llamadas conmigo presente sean del hospital o de lo que sea.
Mi cerebro comienza a pensar demasiado y no quiero generar ideas equivocadas porque sé que si lo hago no voy a poder con ellas. Me devorarán como una plaga devora el tronco de un árbol. Tengo que confiar en él.
Decido mirar de nueva cuenta el vestido de mi cuñada y sonrío. Será una gran sorpresa para cuando ella regrese e incluso para mi hermanito, ya que él también desconoce que estaba trabajando en esto.
No hay nada más que hacerle, está listo, así que me marcho a la cocina para tomar una copa de yogurt de fresa con cereal de chocolate. Puede que sea extraño pero, me gusta esta combinación, es sumamente deliciosa.
Al cabo de unos minutos, Will se hace presente en la cocina, haciéndome notar que sus expresiones faciales han cambiado drásticamente, como si estuviera tratando de no decir nada.
—¿Era del hospital? —cuestiono llevando una cucharada de yogurt hacia mi boca.
—¿Eh? —habla contrariado, parece que no recuerda que hace unos segundos se fue al baño para hablar por teléfono —Ah, sí, eran del hospital. Dylan indicó que tenemos que tener todo preparado para la noche de la beneficencia y por eso me llamaron.
—Pero mi hermano dejó a cargo a alguien, no sabía que tú también tienes que ver con la organización.
—Sí, tengo algo que ver. Eh... ¿Sabes? Me tengo que ir, yo... Quedé de llamar a Lyla esta noche para conversar y, ya sabes, hablar sobre su viaje. Así que tengo que cumplir con ello.
—De acuerdo —digo no muy convencido de lo que me dice —. Me la saludas y le dices que le diga a mi hermano que se divierta mucho, o al menos que trate de hacerlo y que ojalá que regrese en una pieza.
—Claro, yo le diré, amor. Hasta mañana —Me besa la mejilla derecha y sin decir nada más, toma su abrigo y se marcha.
Estoy estupefacto ante lo que acaba de suceder y aunque no quería, esto me deja con una sola pregunta en la cabeza: ¿qué me está ocultando Will?
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