20. Novios

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Dylan.

Salir de la ceremonia de Will y mi hermano resulta casi una misión imposible, al menos no sin que hagan preguntas de a dónde nos dirigimos. Tras varios segundos en que sentí que jamás nos dejarían marchar, opto por huir con Lyla sin importar nada más, aunque una vez dentro del auto le escribo a Kyle que iremos al puente donde Lyla y yo nos besamos hace algunos días.

El viaje a su lado se transforma en un funeral, lleno de silencio a pesar de mis infructuosos esfuerzos por iniciar una conversación. Nunca me había sentido tan nervioso, ni siquiera en mi primera cita. Creo que me siento de nuevo como un adolescente al que le gusta la chica linda se su grupo y no se atreve a hablarle, sólo que cuando por fin tiene el valor de hacerlo, arruina todo. ¿Acaso he arruinado mi oportunidad con Lyla esta noche?

Detengo el auto y salgo para rodearlo hasta la puerta del copiloto. Le ofrezco mi mano para salir, sólo que la rechaza.

—¿Te gustaría caminar un momento? —inquiero esperando que no me rechace y decida marcharse.

—Claro, aunque... ¿Por qué vinimos aquí? ¿Acaso vas a besarme de nuevo y después decirme algo como: "Estoy enamorado de ti, pero, ¿Quieres venir a mi boda?" —Está claro que está molesta y la forma en que me mira lo hace aún peor.

Se detiene antes de que pueda hablar y se cruza de brazos arqueando una de sus cejas.

—Entiendo que estás molesta y confundida, sin embargo, precisamente por ello te traje aquí —aclaro con tranquilidad —. Me llevó un tiempo ordenar todo lo que tenía que hacer, porque deseaba estar contigo y al mismo tiempo me atormentaba la idea de terminar con Kathya y herirla. Ella ha estado conmigo desde la Universidad.

» La amaba, Lyla, te juro que lo hacía, e incluso creí por bastante tiempo que aún había amor entre nosotros.

—Si ya no la amabas, ¿por qué no habías terminado con ella antes? ¿Por qué incluso ibas a casarte? Y eso suponiendo que en verdad hayas terminado con ella y no me estés mintiendo —Presiona sus brazos y su mirada se vuelve más intensa. —¿A qué estás jugando, Dylan?

Mi instinto me lleva a tomar sus brazos. Ella lo acepta de mala gana, pese a ello, libera la presión que ejercía en ellos mientras permanecían cruzados.

—No estoy jugando a nada, te lo aseguro. Si no había terminado con ella antes era porque creía que sentía lo mismo por ella, porque seguía enamorado de la Kathya que conocí en la Universidad. Estaba mal.

»Kathya y yo cambiamos con el paso de los años, concluimos nuestras carreras y tomamos caminos diferentes en todos los sentidos. Cambiamos de manera individual pero, nuestro error fue no darnos cuenta que dejamos de estar para el otro, dejamos de prestarnos atención. Supongo que a veces ni siquiera nos percatábamos de ello, creímos que el otro sabía que eso no significaba que no nos importara aunque no se lo dijéramos y, de mi parte, cuando me sentía apartado de su vida, trataba de ocultarlo con trabajo, o diciendo que estaba bien.

Ambos hicimos algo mal. Claro que, creo que yo fui el más tonto de ambos porque no me pude dar cuenta que me estaba engañando.

Ante tal confesión, los músculos de su rostro se tensan, baja la mirada como si estuviera apenada y después mira a todas direcciones excepto hacia mí.

—No sientas pena por mí, Lyla —afirmo—. Suena mal que lo diga, sólo que debo admitir que su acción me hizo más sencillo terminar con ella. De verdad me atemorizaba lastimarla.

—Yo... Lo siento. No... No sé qué más decir. No justifico la infidelidad pero, no soy ella, no sentí lo que sintió para llevarla a hacerlo, y tampoco soy nadie para juzgarla.

Besos Bajo La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora