Lyla.
Enfado, ira e incluso tristeza es lo que he sentido estos últimos días después de haber visto ese cartel gigantesco de mi rostro con esa leyenda tan cruel. Mi primera reacción fue permanecer estática, mientras que mi pecho no dejaba de subir y bajar debido a mi respiración anormal.
Aún no entiendo cómo supo lo que sucedió cuando era niña con mi prima enferma. Además, qué bajo ha caído al usar ese hecho tan lamentable como una herramienta para... Ni siquiera sé si busca separarme de Dylan al pensar que él no lo sabe, o simplemente hacernos la vida miserable. Aunque está bastante equivocada en cualquiera de estas opciones e incluso en las que ni siquiera se me han cruzado por la mente, porque nada de lo que haga hará que mi vida sea miserable.
Cuando cierro la puerta de mi casillero en el hospital, una cara sonriente de oreja a oreja me observa con los ojos casi a punto de salirse, lo cual provoca que me sobresalte.
—¿Puedo saber por qué siempre me asustas? —inquiero dándole un manotazo en el hombro. Will hoy parece demasiado feliz, mucho más de lo que normalmente es.
Lo observo con detenimiento tratando de encontrar algún atisbo de pista que me diga qué está pasando, porque aunque me gusta demasiado verlo así, también me gusta saber qué sucede.
A continuación, recarga su cabeza en los casilleros y suelta un largo y profundo suspiro mezclado con una enorme sonrisa de oreja a oreja, lo que provoca que también yo sonría.
—Ay, Lyla, no sabes lo feliz que soy en estos momentos.
—¿Y me dirás por qué? ¿Acaso te vas a casar con Kyle?
—No te diré y probablemente sí, pero tampoco te diré eso —dice maliciosamente, meneando los hombros de un lado a otro.
—¡¿Qué¿! Aguarda, William, tienes que... —Antes de que pueda obtener algún detalle de su parte él se aparta de los casilleros y sale corriendo de la habitación. Para cuando se encuentra en el pasillo, lo único que puedo saber a gritos es que el día de la noche de la beneficencia sabré todo.
Negando con la cabeza, regreso a mi casillero para tomar mi cofia y dirigirme a una operación que tendré de media hora junto a la doctora Samantha. Dylan también tendrá una importante operación hoy, por lo que no podré verlo hasta mañana, puesto que tardará horas con un paciente llamado Albert, con quien descubrió que tiene un tumor encefálico secundario que comenzó en su médula espinal y ahora está en su cerebro.
Durante el resto del día estoy tan ocupada que casi se me olvida por completo lo que Kathya hizo. Hasta que mi turno termina y estando a punto de marcharme a casa aparece en la entrada del hospital.
—Hola, Lyla.
Dylan.
He concluido la cirugía de Albert, el chico con cáncer encefálico y parte de su médula espinal. Sus padres siguen muy preocupados y no hay poder humano que les quite el dolor que están atravesando porque aunque he quitado parte del tumor en la médula y por completo en el cerebro de Albert, lo cierto es que este tipo de cáncer sólo se mantiene controlado y la probabilidad de vida para alguien de quince años es aproximadamente de cinco años más.
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Besos Bajo La Luna
Romance¿Quién dijo que toparse con alguien infantil sería un total desastre? Lyla, una chica Italiana incapaz de ver la vida como un adulto común, pero sí siempre con una sonrisa y sacando lo mejor de sí tendrá que mudarse a Estados Unidos, un país totalme...