1. Cambio de planes

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¡Maldito pájaro ensucia trajes! ¡Maldita manifestación que no me dejaba pasar!

¡Y tontos idiotas que no dejan de mirar!

Voy refunfuñando en la calle por culpa de un estúpido pájaro que se le ha ocurrido dejar caer su asquerosa mierda sobre mi traje. ¿Por qué justo hoy que tengo que ir a una entrevista de trabajo?

Mi móvil comienza a sonar en el interior de mi cartera negra, y es que mi cartera es como la bolsa de Hermione Granger, por lo que al querer sacarlo, el tonto cierre se atora y se niega a abrirse.

Deben ser los del hospital, voy tarde y eso no es una buena primera impresión.

El móvil deja de sonar y es hasta entonces que el cierre decide dejar de molestar y me permite abrirlo.

«Si quieres que me caiga un rayo de una buena vez», pienso mirando el cielo, como si alguien fuera a responderme.

¡Maldita sea!, vocifero para mis adentros; en efecto, el hospital ha llamado y no creo que sean buenas noticias para mí.

Me debato en seguir mi camino y presentarme al hospital con mierda de pájaro en mi traje, o llamarles para darles una explicación y saber las malas noticias, porque estoy segura de que son malas noticias, sólo que no es necesario pensarlo tanto tiempo porque a continuación, mi móvil comienza a sonar de nueva cuenta y es el hospital.

—Buenas tardes, soy la encargada de las entrevistas con el director general del hospital; usted tenía una entrevista que realizar el día de hoy a las tres de la tarde, ¿es correcto?

«No, ha sido un error de papeleo, mi cita es a las cuatro treinta», pienso en mentirle, así tendría cincuenta minutos para llegar; no lo hago, está más que claro que ya no tendré la entrevista.

—Sí, yo... Lo lamento mucho, es que...

—Disculpe, señorita —me interrumpe de golpe—, la vacante de pediatría ha sido ocupada.

Permanecer en silencio es lo único que puedo hacer en este momento, mis hombros se relajan y me devasto ante la noticia. No tendré el empleo... Dios, ¿y ahora qué haré?

—Señorita, ¿sigue ahí? —a pesar de sonar dura hace apenas un momento, ahora parece preocupada. Pienso que, si me diera un paro cardíaco en estos momentos, mañana aparecería en primera plana:

Chica muere por un ataque cardíaco al recibir la terrible noticia de que no podía trabajar en el Hospital Santa Lucía.

Y claro, con la explicación de todo lo malo que me ha sucedido hoy.

—¿Señorita? —repite.

—Sí, sigo aquí. Gracias por llamar y perdón por no haberme presentado.

—No se preocupe señorita, a veces no se puede estar en el lugar deseado, y si hubiera querido llegar, lo hubiera hecho. Que tenga excelente día.

Antes de que pueda responderle, la llamada finaliza y no me queda más que regresar a casa derrotada.

Antes de que pueda responderle, la llamada finaliza y no me queda más que regresar a casa derrotada

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Besos Bajo La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora