29. El juego

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Capítulo Veintinueve

El juego

CHIARA

Ver a tantas personas desesperadas por encontrar a sus padres me parte el alma, se perfectamente lo mucho que duele perder a un ser querido, aunque mis padres adoptivos no eran el concepto de amables, cariñoso, etc, les tome cariño, pues cuidaron de mi desde que era una bebé.

Con los chicos tratamos de ayudar a cada niño y adolescente que vemos, les damos comida, bebida y tratamos de tranquilizar a dichas personas, cada vez se vuelve más difícil, ellos comienzan a estar en desesperación y siento que no aguantaran más tiempo.

Parte de los compañeros de la escuela también están ayudando con víveres, en este pueblo existen varios niños que tienen problemas con la economía y ahora que no están los adultos se sienten extraños y asustados a la vez.

—Chiara, pásame esa bolsa—pide mi mejor amiga señalando la bolsa de víveres que tengo a mi izquierda, me giro y agarro la bolsa en mis manos y se la paso.

Nos encontramos en la entrada de la escuela, aquí es donde damos la comida que se necesita, los cuatro intentamos que ellos estén bien con el alimento, con la economía quizá no podamos ayudar porque estamos en la misma situación.

Sam, el que una vez fue mejor amigo de Adela, estaba ayudando un poco, aunque a veces se iba a un lado y regresaba al día después, era demasiado raro y no me daba confianza, era lindo, y me había besado con él una vez en aquella fiesta, pero eso no quería decir que me gustaba o me llamaba la atención.

No es mi tipo.

Daniel y Adela han estado más cercanos desde el partido de fútbol de hace unos días, la verdad que me pone feliz verlos felices, pues como le dije a ella, la tensión se notaba a kilómetros, y ahora ver qué pueden aceptar lo que sienten me pone feliz, aunque debo de aceptar que llegó un punto que me gustó Daniel, claramente sabía que a Adela le gustaba y no me quise entrometer.

Poco después llegó Veck y el interés amoroso que una vez tuve por Daniel, desapareció por completo.

—Estoy cansada, me duelen los pies, la cabeza—Veck hace una pausa—. En resumen me duele todo el cuerpo.

Ahora que está sucediendo esto, nos hemos quedado los cuatro en la casa de Taylor, eso nos ayuda pues el abuelo tenía muchas cosas que nos ayudan para entrenar, hemos practicando con y sin poderes, debemos estar preparados para cualquier cosa que nos suceda.

Violet puede atacar en cualquier momento y no queremos que eso pase, queremos dar el primer golpe, para eso debemos estar preparados.

—Estoy igual, siento que la cabeza me va a explotar en cualquier segundo—opina Adela agarrando su cabeza con sus manos, Daniel trata de darle un masaje en los hombros.

La puerta suena con brusquedad, nos incorporamos en nuestros lugares algo asustados, nadie acostumbra a visitarnos en la noche, a menos que sean niños que querían quedarse a dormir, ya que tenían pesadillas con qué sus padres aparecían muertos.

Veck se levantó para ver quién era, abrió la puerta y la sorpresa se vio reflejada en todos nosotros.

Sam.

—¿Me invitas a pasar?—Dice y Veck niega, creo que no soy la única que lo tiene confianza.

—Lo que quieras, dilo desde ahí—Le pide con una sonrisa Veck.

—Necesito hablar con Adela—Pide, veo a mi amiga y ella se levanta del sofá.

—¿Para qué?

—Eso a ti no te importa—Le dice, me levanto y camino hacia Veck, fulmino con la mirada a Sam.

Adela y Sam estuvieron hablando, apenas escuchamos un poco, hablaron algo bajo cosa que no entendíamos el porque. Luego Adela comenzó a negar muchas veces, parecía que discutían, luego Adela cerro la puerta y ella se salió de la casa.

Poco después Sam abrió de nuevo la puerta.

—En un momento volvemos, los niños necesitan ayuda y quieren que Adela vaya, la acompañaré y la traeré de vuelta—dice y Adela aparece.

—Ya vuelvo, cualquier cosa ya saben que haré—comenta lo último en un susurro.

Ellos se retiran dejándonos a nosotros solos en aquella casa.

—No le lanzó una esfera de fuego nada más porque no quiero gastar mi poder en porquerías—expuso Daniel con una sonrisa de lado a lado.

Era verdad, nosotros hemos querido mandar al demonio a Sam en varias ocasiones, mucho más cuando crítica los gustos de los demás.

—No eres el único—Dijimos Veck y yo al mismo tiempo.

Elementos [#1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora