Extra 1

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Extra 1

Conociendo a Daniel

ADELA

Mamá me había dicho que era momento de hacer más amigos, le dije muchas veces que no podía y ella siempre decía que me iría muy bien. No me quedo de otra que aceptar, y aquí me encontraba, caminando por los pasillos de la escuela por el primer piso.

Algunas miradas se posaron en mi persona y me sentía algo pequeña, pues yo era nueva, aunque la mayoría de ese piso también son nuevos.

Tuve que presentarme ante toda la clase, cosa que fue humillante, al menos para mí.

La clase de Historia, se vaso prácticamente en el profesor diciendo las normas de los horarios, pues resulta que no llegó un estudiante y eso para el maestro era el pecado del siglo.

Vi a muchas personas que se notaban amigables pero no me animaba a hablarles, a veces soy social y otras veces prefiero ser invisible.

Me puse más que feliz cuando ví que en la escuela había una cancha de fútbol, amaba el deporte con mi vida y practiqué con mi papá muchas veces, él me enseñó algunas técnicas, me enseñó las reglas y las cosas que estaban prohibidas, desde pequeña me encantaba jugar, lo veía mi pasatiempo.

Mis ojos se centraron en las personas que estaban jugando, lo hacían demasiado bien.

Una chica con una coleta alta corrio hacia mí, la mire confundida.

—No puedes estar aquí—Dijo colocando sus manos en su cintura, acomode mi mochila en mis hombros.

—¿Por qué?

—Esta prohibido para personas para ti.

—Yo no ví un letrero que dijera que estaba prohibido—Si, hay veces que no controlo mis palabras.

Ella bufó:—Mira niña, no puedes estar en la cancha si no sabes jugar, tu lugar es en las gradas.

—¿Quien te dijo que no se jugar?—Pregunté divertida.

—No necesito que nadie me lo diga para darme cuenta.

Sonreí con sarcasmo, deje la mochila cerca de las gradas y con uno de mis pies agarré una pelota, hice un movimiento para levantar la pelota y que quedará en mis manos.

—¿Que te parece si te demuestro que puedo llegar a jugar tan bien como tú?—Mi sonrisa se engancho más cuando ella asintió.

No espere a que ella me dijera que si y dejé el balón en el suelo comenzando a correr con el en mis pies, la chica me seguía rápidamente, trataba de quitarme la pelota pero no lo lograba, me fui en zigzag, justo como me había dicho papá.

Uno de los porteros me sonrió y me hizo una pequeña porra para que pudiera tirar el balón y anotar, tenía miedo que él me dejara ganar a propósito, pero parecía que no tenía intensiones de eso y sonreí internamente.

Di una vuelta aún con el balón en mis pies y sin previo aviso la tire en dirección a la portería, él chico intento detenerla pero no pudo, y así anoté mi victoria.

Miré de nuevo a la chica que ahora estaba cansada de correr.

—¿Así o quieres otra demostración?—Ella negó rápidamente.

—Puedes quedarte—Dijo y casi doy unos saltos en ese instante.

Caminé hacia las gradas, agarre mi mochila y la lleve a mi asiento conmigo, me quede ahí mirando como jugaban hasta que sentí la presencia de alguien a la par mía.

—Eres buena—Había un chico de cabello azabache, su pelo estaba levemente desordenado, llevaba puesto el uniforme del equipo de fútbol y en sus manos tenía un libro.

—Gracias—Dije, entonces él levantó su mirada para verme mejor, sus ojos eran demasiado lindos, ni hablar de los míos, los míos eran color caca, literal.

—Tienes los ojos más hermosos que haya visto en mi vida—Su declaración me sorprendió, ¿escuché bien? ¿le gustaron mis ojos?

—Los tuyos igual—Ya se, no soy buena diciendo cumplidos.

—¿Te gustan los libros?

—Me encantan—confesé.

—¿Tienes amigos aquí?

—No todavía.

Él sonrió de lado, y cerró el libro, luego veo que me lo ofrece, confundida tomo el libro entre mis manos.

—Ahora tienes uno—Responde antes de levantarse y comenzar a caminar en dirección a la cancha, entonces mi cerebro se ilumina.

—¡¿Cómo te llamas?!—Le pregunté casi gritando.

—¡Daniel!—gritó también.

—¡Adela!—Le grité mi nombre.

Daniel...

Elementos [#1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora