17. La revelación II

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Capítulo Diecisiete

La relevación II

ADELA

Vimos a muchas personas correr, unos cuerpos sin vida. Mucho fuego por todas partes, quería usar mi poder para ayudar a esas personas pero no debía. No debía alterar el tiempo de esa manera. Todos quitamos nuestra sonrisa estúpida de felicidad al ver a nuestros padres pelear con alguien.

Con cuidado nos fuimos acercando, no debían de vernos o nos iban a reconocer y si lo hacían algo podía cambiar.

Notamos que otras personas ayudaban a pelear y en eso, todos entraron a una habitación, los seguimos. Ahí nos vimos a nosotros mismos de bebés, éramos unas criaturas, nuestros padres tenían lágrimas en los ojos, mire a mis amigos y ellos estaban con confusión al igual que yo.

—Daniel... Yo sé que no vas a recordarnos, sabemos que vas a crecer con otra familia pero nadie, escuchame bien, nadie te va a querer igual como nosotros. Esto no lo hacemos porque queremos, necesitamos hacerlo para mantenerte a salvo, mi pequeño muchacho—Decía la mujer, la madre de Daniel. Este tenía ya sus lágrimas en sus mejillas.

Tanto el madre como el padre se despidieron de un beso en la frente del pequeño Daniel, este en tiempo pasado, tenía sus ojitos abiertos y miraba a sus padres sin entender.

—Chiara, mi rubia. Sacaste a mí en tu cabello—sonríe—. Sé que te vas a sentir sola en algún tiempo de tu vida, pero déjame decirte que en mi corazón tu siempre serás importante para mí y para tu madre. Ambos te queremos, hija. Y pronto entenderás todo.

El padre de Chiara jugó con ella un poco. Mi amiga también tenía lágrimas en sus ojitos, era difícil ver esta escena, nosotros nunca recordamos nada de esto, apenas éramos unos bebés.

—Veck, no podré enseñarte a jugar fútbol, pero sé que aprenderás. No dejes de ser nunca tu mismo, que seas de color no te hace menos importante. Cuídate, se fuerte y dale en los huevos a cualquiera que te haga algo—Le dice el padre, Veck no puede evitar sonreír ante esas palabras.

Nuestros padres se abrazan, y los padres de mis amigos salen de la habitación. Seguido de ellos, salen mis amigos, pero yo no. Quiero escuchar lo que me dice mi madre, si es que me dice algo.

—¿Por qué no podemos quedarnos con ellos?—preguntó Taylor a mi madre. Ella lo miró y sonrió con nostalgia.

—Están pequeños, no entenderán nada y... tú sabes que ahora estamos en guerra con esa mujer maldita. Ahora que sabe que existen niños con habilidades poderosas querrá matarlos... No quiero que eso suceda, papá—comentó mi mamá con tristeza y odio a la vez.

—Yo tampoco quiero que eso suceda hija, pero..., si no salimos vivos de esta situación ellos se asustarán cuando se den cuenta de las habilidades que poseen—ella asintió, ahora es cuando me doy cuenta que el abuelo también iría a esa pelea.

—Y es por eso que solo uno de nosotros irá, y esa seré yo.

—No, hija, no puedes, no...

Mamá agarró los hombros de Taylor—Papá es la única manera, necesito que te los cuides, que los entrenes cuando estén grandes, que les digas que los amo aunque tres de ellos no son mis hijos, por favor.

Rendido asintió. Mamá lo abrazó con fuerza, ese iba a hacer el último abrazo que le daría y eso lo sabía mejor que nadie.

—Te quiero, papá—pronunció ella.

Las lágrimas salieron de mis ojos sin poder detenerlas, ella realmente quería que esto no sucediera pero era la unica manera que ellos tenían en ese entonces. Mamá salió de la habitación y la seguí, no sin antes mirar al abuelo, quién veía a los bebés con ternura. Era por eso que se alegró al darse cuenta que ya sabíamos nuestros poderes, no tendría que ocultarse por más tiempo.

Noté que mis amigos se habían subido a un estilo de nave en la parte trasera, ahí iban nuestros padres. Daniel me extendió su mano para que subiera, agarré la mano y él me subió. Chiara y Veck estaban sentados en una parte de la nave, yo también me senté a procesar lo que acababa de pasar.

En un movimiento en falso, Daniel nos pidió que salieramos de la nave lo más pronto posible, no entendimos hasta que vimos a una mujer volando por el cielo. Era ella, era Violet.

Nosotros nos tiramos de la nave y caímos en el suelo, me golpee la cabeza pero ahora eso era lo de menos, la mujer decia algo, lo notaba porque movía sus labios pero no se alcanzaba a escuchar lo que decía. Mamá contestaba y los demás hacían lo mismo, ellos salieron de la nave y siguieron con una pelea, lo veíamos todo desde donde estábamos  y poco a poco fueron muriendo.

Primero fueron los padres de Chiara, mi amiga se derrumbó en el suelo al ver esa escena, parecía que los padres de ella se dieron cuenta de nosotros porque sonrieron antes de morir.

Luego fueron los padres de Veck, los dos murieron sonriendo. Veck por su parte se quedó parado, pero sus ojos estaban a punto de soltar las lágrimas.

Después fueron los padres de Daniel, abracé a este por los hombros, aunque Daniel era alto comparado conmigo todavía logré alcanzar su hombro.

Y por último fue mi madre... Entonces el cielo se tornó de otro color y la risa de la mujer se escuchó por todo el lugar, me daban ganas de matarla allí mismo pero no debía, no ahora. Llegaría nuestro turno de acabar con ella tal cuál lo hizo con nuestros padres.

Esperamos a que ella se fuera y cuando lo hizo nos acercamos a los cuerpos de nuestros padres, miré a mi mamá, ella tenía una espada atravesada en su estómago y unas heridas en sus brazos, pensé que había muerto pero abrió sus ojos de la nada. La miré asombrada y mis amigos llegaron a mi lado.

—¿Quién... Quién eres tú?—preguntó con un hilo de voz, con su mirada vio a mis amigos y les hizo la misma pregunta. No supimos que responder—¿Adela? ¿Veck? ¿Daniel? ¿Chiara?

Empezó a preguntar, la tos se hizo presente tratamos de ayudarla.

—¿Cómo... Cómo es posible?—Nos pregunta.

—Somos del... futuro—se atreve a decir Veck.

—Taylor cumplió con lo que le pedí—dijo ella sonriendo, ella me vio y su sonrisa fue más grande—Adela...

—Mamá—pronuncié.

—Lo lamento chicos, lamento... que hayan pasado por tantas cosas para descubrir lo que son... lamento que hayan visto esto—Empieza a decir y negamos.

—Estamos bien, ahora que vimos esto, todas nuestras preguntas ya tienen una respuesta—Dice Chiara sonriendo.

—Ustedes están designados a continuar con esto... Si no quieren esta...—la interrumpo.

—Mamá, está pelea también es nuestra y la vamos a continuar—Digo y ella sonríe orgullosa.

—Esos son mis chicos—Y esas fueron sus últimas palabras antes de morir...

Elementos [#1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora