38. Cabaña

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Capítulo Treinta y ocho 

Cabaña

ADELA

No era la cosa más hermosa del mundo, pero la cabaña había quedado bien, era algo grande, era perfecta para cuatro personas. La habíamos construido a base de madera y algunas pajas que encontramos, encontramos algunas mantas sucias, tuve que lavarlas y al final quedaron bien para ponerlas como si fuera un colchón.

Entramos a aquella cabaña, la noche había llegado rápido, y el frío también se hizo presente.

Chiara estaba ayudando con el viento para que fuera despacio y no fuerte.

Nos sentamos en las mantas que encontramos.

—Adela tenemos que decirte algo—escuché que dijo Chiara con cierto nerviosismo.

—¿Que sucede?—Pregunto algo confusa.

Daniel agarra mi mano con suavidad.

—Cuando te desmayaste, nos dimos cuenta de algo—dice esta vez Daniel.

Cada vez mis nervios van aumentando.

—Tu marca de nacimiento estaba... sangrando—Sorprendida reviso mi marca, y en efecto tiene algunos rasgos de que estuvo sangrando.

—Pero ¿por qué?—Les preguntó, parece que mi pregunta los pone más nerviosos, Daniel juega con mis uñas mientras intenta buscar las palabras correctas para decirme lo que pasa.

—Taylor me dijo que...—Daniel hizo una pausa mientras agarraba aire para poder tranquilizarse—tus poderes son muy fuertes... y eso puede afectarte a ti.

Me quedo más confundida que antes.

—¿Afectarme?—asienten—, ¿en que sentido?

—Si usas demasiado tus poderes, tu corres el riesgo de morir—Suelta todo el chisme Veck mirando el suelo.

Me quedo congelada en mi asiento, es como si una holeada me hubiera golpeado fuertemente, tanto así para quedarme en shock.

—Taylor también me comentó que hay una forma de no mueras usando tus poderes—siguió hablando Daniel.

—¿Cual... cual es?—tartamudee-

—Que nosotros te ayudemos—lo miro alzando una ceja—, él me comento que tu tienes que despertar por completo tu poder, y nosotros tenemos que hacer lo mismo, tenemos que lanzar nuestra potencia hacia a ti.

—¿Ustedes tienen que darme, prácticamente su poder?

—Algo así, eso hace que tengas más probabilidades de seguir con vida, porque ya no solo sera tu poder, sera el de todos.

Ahora entendía de mejor manera, aunque eso no quitaba que mi cabeza estuviera dando vueltas.

—Creemos que ta estamos despertando parte de todo nuestro poder—comenta Chiara.

—¿Por?

—Antes de venir aquí, nuestros ojos eran de otro color...—explica.

—Tus ojos también cambiaron de color cuando creaste la explosión—declaró Daniel mirándome—Eran azules, un color demasiado potente.

Esto era mucha información por procesar, ¿tantas cosas pasaron mientras yo estaba desmayada? Pues parece que así fue.

Lo que mis amigos querían hacer resultaba peligroso, ¿y si ellos también morían? ¿y si los dañaba? 

Deja de ser tan negativa.

Me regaño mi subconsciente.

No podía evitarlo, muchas preguntas tenía en la cabeza y ninguna parecía ser positiva en esos momentos.

Enterarme de esto era muy nuevo para mí, era confuso.

De la nada Veck se levantó y comenzó a bailar, lo miramos confundidos, no había música y aún así bailaba.

Entonces me puse a recordar en aquellos momentos donde bailábamos aunque no hubiera música alguna, no nos importaba quien nos mirará solo eramos nosotros y solo nosotros sabíamos lo lindo que era ese momento.

Me levanté de la piedra y sin decir nada también me puse a bailar, Veck me miro y sonrío. Poco después se unieron Chiara y Daniel. 

Sí, no teníamos música.

Pero eso era lo de menos, estábamos disfrutando, disfrutando como si fuera el último, disfrutando como si fuera la última vez que nos íbamos a ver.

Quería olvidar todos esos pensamientos malos, quería olvidar todo lo que me dijeron.

Y por primera vez después de que esto pasará me sentí bien... en paz.

Daniel agarro mi mano y ambos salimos de la cabaña. Veck se quedó con Chiara.

Caminamos un poco con Daniel, luego nos sentamos cerca de algunos árboles, la luna se podía ver desde donde estábamos, era linda, siempre me había encantando ver la luna o ver el atardecer, sentía que todos mis problemas disminuían.

Vi de reojo a Daniel y él estaba algo nervioso.

—La luna está hermosa hoy—Dice, me mira, veo en su mirada cierto brillo. 

—Ahora estoy en paz.

Noto que una sonrisa se forma en sus labios.

—¿Te sabes la leyenda?—Me pregunta.

—Sí, la leí—le confesé

Seguido de eso chocó sus labios con los míos, no era para nada un beso salvaje o un beso que significará otra cosa, era un beso cálido, como si nada existiera a nuestro alrededor, Daniel podía ser tierno, molesto, juguetón, pervertido y de mucho más.

En resumen pequeña enamorada: El chico que todos quieren.

Estoy más segura de eso.

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