35. Escape

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Capítulo Treinta y cinco

Escape

ADELA

Sentía que mi cabeza iba a explotar en cualquier momento. Puede que no me estén haciendo daño físico pero si mental y el mental es más fuerte para mí. Sam se la ha pasado torturando mi mente con recuerdos falsos, sonidos demasiado potentes y algunas visiones.

Siento mi cuerpo débil, como si hubiera hecho fuerza en algo o alguien, pero no era así, era casi imposible que pudiera moverme, quería escapar pero no sabía como, esto era muy ridículo.

Solo quería que todo esto acabará que dejarán de torturar de esa manera a mi mente.

Había vistos varias cosas que eran falsas, pero aún así dolían en alma.

Vi a mis amigos muertos.

A Chiara.

A Veck.

A Daniel...

Quería convencer a mi cerebro que aquello era mentira, que solo lo hacían para que me sintiera mal, para que me sintiera más débil, lo estaban casi logrando.

Aún no podía creer que Sam estuviera trabajando para ella, aunque ahora las cosas tenían sentido, era por eso que regreso, quizá hasta él tuvo la culpa del accidente automovilístico, por eso se quería acerca a mí, para sacarme información o para raptarme como ya lo había hecho.

La puerta se abrió, dejando ver otra vez a Sam, quería lanzarle algo o escupirle en la cara.

Ya no estaba en aquella jaula pero igual no podía moverme por esa aura que ahora estaba casi por todo mi cuerpo.

Me sorprendí, pues Sam no venía sola, iba acompañado de esa mujer.

La mujer llevaba un vestido elegante, se veía que era cómodo, como también podía verse que era especial, con especial me refiero a que puedes correr con el. El cabello lo tiene un poco largo, algunas mechas color azul con morados y una que otra cana rebelde, su piel no estaba muy arrugada, debe de tener la misma edad de mi abuelo, pero a mi abuelo si se le notaban un poco los años.

Camino con demasiada elegancia, dejándome a entender que ella era la más diosa y que yo era un tamal mal amarrado.

Mi cuerpo se movió quedando en frente de ella.

—Al fin puedo conocer a la famosa hija de Clarisa—su voz era muy chillona, tanto que sentía mis oídos sangrar, bueno quizá este exagerando, pero su voz era chillona, de eso estaba segura.

Comenzó a caminar en círculos viendo mi cuerpo en todos los ángulos posibles, yo nuevamente no tocaba el suelo, estaba flotando como era de costumbre.

—Eres igual a ella, el mismo color de cabello, el mismo color de ojos... eres como verla a ella de nuevo y eso me genera matarte, tal cual lo hice una vez.

Esas palabras me dolieron, eso era verdad.

Ella había matado a mi madre y también a los padres de mis amigos.

—Tantos años esperando a que crecieran, tanto tiempo para que sus poderes se activaran y por fin, el día ha llegado, esto sera muy emocionante para mí... me temo que para ti no será así—Dios mío, su sonrisa era igual a esas sonrisas que veía en las películas y había una mujer como villana.

—¿Quién te asegura que tendrás lo que quieres?—Le pregunté, ella carcajeó.

—Por que tú no eres poderosa, cariño. Cualquier cosa que te haya dicho ese viejo loco que tienes por abuelo, es una mentira... tú no sabes usar esos poderes.

—¿Y tu sí?—Ataque.

—Por supuesto que sí, tengo mejor conocimiento que tú.

—Si claro—digo mirando para otro lado, siento un golpe en mi mejilla que hace que la miré de nuevo.

—¿No te enseñaron a respetar a tus mayores?

—Oh claro que sí, pero respeto a los que se lo merecen—digo con una indirecta, demasiado directa.

—¿Sabes? tu querido amigo, es un tonto—Sam la miro confuso—, mira que enamorarse de tremenda porquería.

Espera.

¿Enamorarse?

¿Se enamoro de mí?

—Haremos esto por las buenas, niña, dame tus poderes y eres libre, tú y tus amigos serán libres si me entregan sus poderes—dice con voz fuerte.

—¿Tengo que creerte?

—Deberías, tu vida depende de ello.

—No creo que mi vida te importe y tu vida tampoco me importa mucho a mí.

—¿Y que vas a hacer? Rezarle a tu mami para que te de fuerzas del más allá.

Esa fue la gota que derramó el vaso, iba a contestarle, cuando ella salió casi que, volando por la intensidad de una llama de fuego.

Llama de fuego.

¡Fuego!

Daniel.

Giré mi vista y me encontré con mis tres amigos.

Llegaron.

Si les importamos, pendeja.

Trato de ignorar la voz de mi subconsciente.

Sam se pone en posición para pelear, él y Daniel comienzan una pelea.

Veo como Violet se levanta.

Oh no.

Antes de que pueda avisarle a los chicos, ella les lanza un tipo de poder, mis tres amigos quedan atrapados en un estilo de esfera color morado. Ella ríe por su victoria.

—¿Ves chiquita?—me pregunta mirándome—, nadie puede contra mí, por mucho que lo intentes siempre terminarás en una falla, si te quito los poderes dejas de ser fuerte, porque eso... te mantiene así, fuerte y con vida, sin ellos no eres nadie.

Miré a mis amigos, podía notar como el aire les faltaba, aquella aura parecía suspender sus poderes.

Ella estaba equivocada.

Mis poderes no me hacen fuerte.

Lo que realmente me hace fuerte es mi valentía.

Esa valentía que mamá y Taylor veían en mí, esa valentía que mis amigos veían en mí.

Pronto empecé a sentir que el aire me faltaba, respiraba muy rápido.

Cerré los ojos y los abrí al cabo de unos segundos, pude sentir una electricidad recorrer por todo mi cuerpo.

Sentí que mis manos ya eran libres, el aura ya no hacía efecto en mi persona.

Me fui elevando un poco más, pero ahora era por mi poder.

Violet ya no tenía esa sonrisa en sus labios, ahora parecía asustada y preocupada.

Antes de que alguien pudiera hacer o decir algo, estiré mis brazos y en un movimiento rápido los bajé con fuerza, parecía un movimiento cualquiera, a diferencia que cree un estilo de explosión.

Violet fue a dar al otro extremo del cuarto quedando inconsciente y Sam intento cubrirse pero termino igual que ella. Mis amigos salieron de aquel aura ilesos y vivos, suspiré, ellos estaban bien.

Mis pies tocaron el suelo, y los chicos corrieron en mi dirección, los tres me abrazaron, en otro momento hubiera sido incómodo, pero ahora no lo era, ellos estaban vivos y eso era lo único que me importaba.

Antes de que pudiera decir o hacer cualquier cosa, vi todo negro.

Lo último que escuché fue la voz de Daniel diciendo mi nombre muchas veces.

Elementos [#1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora