iv ; viii

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    GRACIAS A LOS VENTANALES DE LA CASA, Eva fue abriendo los ojos un poco adolorida de la cadera para nada que la hiciera lamentar lo de anoche, estiro sus brazos para encontrar alguno de sus compañeros pero estaba sola. Con un poco de fuerza se sentó en la cama, o lo que quedaba en la cama. Estaba partida al medio, los almohadones rotos, el colchón estaba desplumado, una de las mesas de luz estaba desplomada en el suelo y el sofá de la habitación estaba directamente destruido.

Uso una de las sabanas para envolverse y ir a la planta baja donde solo se encontraba Edward leyendo un diario—Veo que dormiste bien—Sonrió levantando la vista—¿Ya tienes pensado que vas a desayunar

Este fue hasta su lado tratando de ayudarla a bajar pero la muchacha se negó—Estoy bien, fue solo sexo no es que me hayan destruido la cadera—Desde el primer escalón Eva se puso de puntillas para besar la comisura de sus labios.

—Lo se pero tal vez te lastimados o quedaste adorolida.

—Por suerte no me duele nada—Miro hacía todos lados tratando de buscar a su segundo esposo—¿Y Jasper?

—Fue a casar y de paso a comprar alimentos.

Eva lo miro extrañado—Si ustedes no comen.

—Pero tu si.

A pesar de a ver llegado solo hace un día se había olvidado de casi todo, por unos segundos miro la playa privada. Picara parpadeo un par de veces los ojos hacía Edward—¿Es enserio?

—Pues claro, es mi luna de miel y como quiero disfrutar de ustedes juntos también quiero hacerlo por separado.

Sin reproches el vampiro la alzó permitiendo a Eva rodearlo con sus piernas a la cadera y colocando sus brazos sobre su cuelo mientras la sabana caía.

Sin reproches el vampiro la alzó permitiendo a Eva rodearlo con sus piernas a la cadera y colocando sus brazos sobre su cuelo mientras la sabana caía

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Los 3 caminaban por la ciudad de Atenas, se encontraba a 5 horas del pueblo pero era un viaje aceptable. Eva sostenía la mano de ambos, pues después de a ver estado en la playa con Edward por una hora regreso Jasper quien luego se sumo, y por capricho de la pelirroja fueron auella ciudad.

Su vista estaba en las grandes estatuas de los dioses, su abuela siempre había sido una fiel seguidora de ellos pero aun más de Hecate. Edward se encargaba de sacar las fotos, allí estaba nublado para suerte y entre la multitud podía distinguir si había otros de aquella especie o no.

—Realmente eres una sensación aquí—Le susurro Jasper—Todos te están observando a ti, creen que eres una diosa.

Pues llevaba el cabello suelto dejando sus rizos al aire y un vestido blanco casi transparente pero estaba cubierta por una bikini de color verde manzana luego en sus pies estaba descalza, se negaba a usar calzado estando ahí. Aun así ella no se encontraba nada llamativo, se veía como otra persona.

Hasta llegar el anochecer se habían quedado visitando cada lugar hasta llegar al ultimo lugar, un museo de Bellas Artes.

Jasper y Edward se habían sentado mientras solo se tomaban el tiempo de verla, ella era su obra de arte personal.

𝐎𝐧𝐜𝐞 𝐀𝐠𝐚𝐢𝐧 || Jasper Hale & Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora