(Las palabras en cursiva están en español, [Ya que la historia se desarrolla en Estados Unidos]
las negritas son recuerdos o mensajes).
(Texto alineado a la derecha con letra normal, son sueños o voces)
La niña se acercó al punto de reunión que Shuri le había indicado horas antes por el intercomunicador que se le entregó al llegar a Wakanda. A unos metros visualizó a la mujer, apoyada bajo la sombra de un árbol, con dos bebidas en mano.
Amaia sonrió y trotó hacia ella.
El sol de medio día causó que su piel se tornara un poco rojiza, el calor también era la razón de esto y por todo su recorrido pasó por muy pocos árboles para refugiarse del picante sol. Pasar por el pueblo no fue ningún problema, a esa hora no se encontraba con muchas personas y las pequeñas construcciones ofrecían protección del sol. Podía decir que ese horario de la mañana era el más solitario, incluso más que el nocturno. Sin embargo, al acercarse a aquella zona, los árboles y construcciones disminuyeron.
—Hey— saludó llegando al lado de la mujer notoriamente más grande que ella.
—Hola— Shuri le devolvió el saludo con una sonrisa, sus ojos cafés brillando por la emoción. Acto seguido le entregó una de las bebidas— es un té frío, el calor está insoportable, creí que llegarías más derretida.
—Casi— rio la niña dando un sorbo a su bebida— dijiste que era serio, ¿Qué pasa?
Shuri sujeto la muñeca de Amaia con una gran energía y comenzó a guiarla hacia el lago más cercano del pueblo— voy a presentarte a alguien— informó— es nuevo, y estará tiempo indefinido, como tú.
Amaia frunció el ceño. Tenía una leve sospecha de quien sería aquel "alguien". Había escuchado el rumor de otro hombre blanco que fue traído a petición de uno de los vengadores para una especie de recuperación. Pero no lo había visto aún, algo muy raro, ya que ella siempre rondaba por todo el pueblo día y noche, rara vez se le veía en un solo lugar el mismo día. Por lo que consideró que aún no le daban el alta de la enfermería o dónde fuera que el vengador lo internara.
Luego de unos minutos llegaron a un pequeño grupo de casas. Pero una de ellas llamó la atención de la pequeña castaña. La casa estaba notablemente más apartada de las demás y más cerca del lago, de ella salieron corriendo un grupo de niños, y al ver a Amaia y a Shuri, se acercaron a ellas.
Saludaron a Shuri y abrazaron a Amaia rápidamente, para luego seguir su camino hacia sus casas entre risas y saltos. Segundos después, un hombre salió de la pequeña entrada de la casa.
—James Buchanan Barnes— presentó Shuri inclinándose levemente para que Amaia escuchara.
La niña pudo reconocer al hombre. Sus facciones, cabello castaño y crecido, musculatura, postura y en especial aquellos ojos azules. Amaia se tensó repentinamente.
—El Soldado del Invierno— dijo en su cabeza.
Varios recuerdos llegaron a ella. Pero uno de ellos sobresalía de los demás. El día que lo conoció.
El soldado del invierno había llegado de su misión.
Para su versión de 3 años, aquel nuevo olor le llamó la atención: Sangre, sufrimiento, dolor. Casi todos los hombres y mujeres de HYDRA tenían aquel mismo aroma impregnado en ellos, pero al hombre que entró a la sala aislada se le percibía confusión, algo le decía que ese no era el verdadero hombre que ocupaba ese cuerpo, como si fuera una marioneta. Para la Amaia de 3 años, todo ese ambiente de asesinar, ver sangre, cadáveres, marionetas humanas y entrenar hasta casi romperte los huesos, era normal, no lo notaba como algo malo.
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The Red Shadow: the government agent
Science FictionAmaia (T/N) debe comprender el mundo que la rodea sin la constante guía de su madre; se refugia en el gobierno y se convierte en la agente más jóven del lugar. La toma del escudo y los desafíos que cuidarlo traen consigo recaen en ella gracias a su...