(Palabras en cursiva están en español)
La chica ya había escuchado hablar sobre Sam cuando su mamá la llamaba en su cumpleaños. Es un buen hombre. Decía siempre Natasha. Te amará cuando te conozca. Ahora entendía porque Steve le había entregado el escudo en primer lugar, Amaia también lo consideraba digno de él.
Cuando le comentó un poco de su pasado saltando varias partes, Sam la escuchaba atentamente, su mirada no cambiaba, solo era de preocupación hacia la niña; ni siquiera cambió de postura cuando escuchó lo de experimento de HYDRA. Aunque por obvias razones no mencionó lo de asesina de HYDRA, e hija de Natasha Romanoff.
—Te ves cansada— dijo Sam luego de mantener conversación con ella por un rato— creo que sería mejor que durmieras un poco.
Bucky los observaba del otro lado de la zona de carga. El sargento se levantó y acercó a Amaia mientras se quitaba su chaqueta, segundos después la chica sintió como era empujada hacia el asiento con delicadeza.
—Escucha a Sam— dijo Bucky entregándole su chaqueta.
Amaia se levantó brevemente, bastante cansada como para discutir y bajó un poco el cierre del traje para dormir más cómoda, quedando solamente en la parte de arriba con la playera blanca que acostumbraba llevar bajo el traje. Acto seguido se colocó la chaqueta de Bucky como cobija y cerró los ojos soltando un suspiro. Su respiración comenzó a ser pausada poco después.
Pasadas unas horas, Sam despertó de una breve siesta. Bucky se encontraba sentado en uno de los contenedores en forma de cubo observando las finas cortadas en el rostro de Amaia causadas por la pelea anterior. Sam levantó un poco la cabeza para observar mejor al sargento.
— ¿Estas bien? — preguntó bajo para no despertar a la niña junto a él.
Bucky asintió sin quitar la mirada de Amaia.
—Tomemos el escudo, Sam— dijo el sargento— tomemos el escudo y hagámoslo nosotros mismos.
—Creo que no recuerdas lo que pasó la última vez que hicimos eso— comentó Sam incorporándose.
Amaia se removió un poco buscando una posición más cómoda. No tuvo la oportunidad de dormir, todo el tiempo la había pasado despierta con sus pensamientos abrumándola. Segundos después dejó de escuchar todo a su alrededor y un recuerdo en forma de sueño vino a ella. Al menos descansaría un poco.
—Solo necesito mantenerla del gobierno lo más posible— aclaró Natasha dirigiéndose a T'challa. Amaia reconoció el recuerdo al instante— por favor, solo es una niña.
El rey T'challa compartió mirada con su hermana, quien le sonrió también tratando de convencerlo, aquella pequeña niña se había robado el cariño de Shuri. Natasha esperaba con ansias la respuesta, aún tenía una segunda opción de escondite, pero eso indicaba poner en peligro a la familia de su mejor amigo, los poderes de Amaia ya no eran tan estables, empeoraban cada año.
—Bien— aceptó T'challa teniendo como respuesta una sonrisa de ambas mujeres— pero si el gobierno viene por ella tendré que entregarla, ya sabes, por los tratados.
—Sí, entiendo— dijo Natasha— tu pueblo ante todo. Solo es para que se les dificulte más encontrarla.
— ¿Está aquí? — preguntó Shuri refiriéndose a la pequeña.
—Está en el quinjet— respondió Natasha— voy por ella. Muchas gracias T'challa.
El hombre asintió amablemente, y la espía tomó camino a recoger a su hija.
ESTÁS LEYENDO
The Red Shadow: the government agent
Ciencia FicciónAmaia (T/N) debe comprender el mundo que la rodea sin la constante guía de su madre; se refugia en el gobierno y se convierte en la agente más jóven del lugar. La toma del escudo y los desafíos que cuidarlo traen consigo recaen en ella gracias a su...