(Palabras en cursiva están en español)
Amaia subió al máximo sus inhibidores hasta tener su agudeza dentro del promedio. La prisión era un lugar que no le agradaba analizar. Bucky caminaba frente a ella, de vez en cuando dando leves toques a su mano para verificar que seguía detrás de él.
Se detuvieron luego de cruzar un gran pasillo y Sam volteó a verla por quinta vez en todo el rato. Amaia le dio una sonrisa rápida. Se sentía segura luego de mucho tiempo, se intercalaban para verificar que los siguiera, no parecía agradarles el perderla de vista.
—Puerta del fondo— indicó el guardia.
Los tres asintieron mientras el guardia seguía por otro pasillo. Hubo un breve minutos de silencio en el que solo compartían miradas entre todos.
—Voy solo— habló Bucky intercalando su mirada entre ambos.
— ¿Qué? — Amaia lo miró con el ceño fruncido.
— ¿Por qué?— preguntó Sam igualmente preocupado.
—Porque eres un vengador— respondió Bucky obviando aquello— ya sabes cómo se siente con eso— el sargento dirigió su mirada a la chica— y tú no puedes pasar, eres agente del gobierno.
—Y no es como que puedas estar encerrado con él en una sala— discutió Sam
—Sam tiene razón, Buck— concordó Amaia.
—Está obsesionado con HYDRA— se defendió el sargento— tenemos historia juntos, confíen en mí.
Los ojos de Bucky suplicaban por aquella petición, él podía controlarlo, podía mantener al soldado del invierno aprisionado, como lo había hecho año y medio antes en Wakanda. Amaia y Sam compartieron miradas. Ambos claramente en desacuerdo. No era que no confiaran en Bucky, si no que temían que algo saliera mal dentro de la celda. Zemo podría ser un muy buen manipulador mental.
—Yo también soy de HYDRA, puedo entrar— añadió Amaia como último intento, pero siendo ignorada por completo.
Sam dio un leve asentimiento hacia el hombre.
—Cuida que Amaia no venga— pidió Bucky esperando a que Sam sujetara el hombro de la chica.
Un escalofrío recorrió su espalda y se soltó fácilmente del delicado agarre de Sam comenzando a caminar silenciosamente detrás de Bucky.
Una de las primeras cosas que había aprendido en HYDRA, y que aún mantenía, era proteger no importando que. Todo con cinco simples palabras que jamás olvidaría. Protege al soldado del invierno. A pesar de ser el mejor asesino creado por ellos, Amaia tenía que cuidarlo: esas palabras eran dichas cada vez que salían de misión. Al paso de los años, y su tiempo en Wakanda, estas palabras cambiaron en su mente. Protege a James Buchanan Barnes.
Sam volteó al dejar de sentir el hombro de Amaia. Literalmente se había desvanecido.
— ¿Amaia? —preguntó en un susurro.
La chica cruzó justamente cuando la puerta se cerraba. Bucky aún no daba indicios de haber reconocido su presencia, por lo que se ocultó en la pared de entrada sin quitar su invisibilidad, lista para intervenir si algo ocurría.
Las palabras para activar al soldado del invierno resonaban dentro de la celda. Bucky guardó la postura neutral mientras que aquello se repetía en su cabeza, pero se desvanecieron como polvo con rapidez. No dejaría salir al soldado del invierno. Zemo salió de las sombras susurrando la última palabra, descubriendo que aquello no funcionaría más.
Amaia sintió el miedo extenderse desde su pecho y creando un nudo en su garganta. Sus inhibidores comenzaron a sobrecalentarse, debido al torbellino de emociones que la chica trataba de encerrar; tuvo que concentrarse en el latido del corazón de Bucky para clamarse. Pausado y tranquilo. Él estaba incluso más relajado que ella.
—Esos días acabaron— dijo Bucky con seguridad
Tomó un poco de valor y se acercó a Bucky sujetando su mano de metal. Un gesto de confianza y apoyo entre ambos. Amaia lo felicitaba silenciosamente por enfrentar al soldado del invierno una vez más, pero Bucky pudo notar algo raro en aquel gesto. Ella también trataba de tener resguardo en él. Su brazo reaccionó al instante con el leve y cálido toque de la mano de Amaia, cerrándose y dando un apretón delicado indicando que la había sentido.
Zemo notó el movimiento en el brazo de vibranio, desviando su mirada y colocándola un poco más arriba del hombro del sargento, dónde deberían estar los ojos de la chica según sus estudios y recuerdos.
—No tiene sentido ocultarse, pequeña— aseguró Zemo. Bucky frunció el ceño al sentir el temblor en el cuerpo de Amaia. Casi podría asegurar que estaba aterrorizada— sé que viniste a apoyar a tu amigo.
La chica quitó su invisibilidad dejándose ver frente a Zemo.
El hombre sonrió levemente al recordar aquellos ojos, más llenos de dolor que la última vez que había tenido contacto con ellos, pero aún con aquel brillo que se encargaba de alegrar el día de cada persona que lograba verlos junto con aquella brillante sonrisa.
Zemo dejó de verlos cuando Bucky ocultó a Amaia tras él, ya que captó que la respiración de la chica se aceleraba y sujetaba con más fuerza su mano. Había algo entre Zemo y Amaia que él no conocía, eso le preocupaba, en especial por la reacción de la joven agente.
—No vuelvas a dirigirle una palabra— amenazó Bucky dándole tiempo a Amaia para calmarse.
—Si es que sirve, lo siento— se disculpó Zemo. Ambos supieron al instante que no se disculpaba necesariamente por el hecho pasado segundos atrás, sino que se refería a lago más atrás en el tiempo— jamás fue algo personal.
—Alguien recreo el suero del super soldado— interrumpió Bucky tratando de centrarse en el tema principal para sacar a Amaia lo más rápido de ese lugar.
—Y queremos saber quién— complementó la chica dejando de lado su miedo y colocándose junto a Bucky.
—Ustedes creen que HYDRA tiene algo que ver con eso— adivinó Zemo con su usual tono de intriga— por eso vinieron a mí. Y para suerte de ambos, sé dónde empezar.
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The Red Shadow: the government agent
Science FictionAmaia (T/N) debe comprender el mundo que la rodea sin la constante guía de su madre; se refugia en el gobierno y se convierte en la agente más jóven del lugar. La toma del escudo y los desafíos que cuidarlo traen consigo recaen en ella gracias a su...