Capítulo 29

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(Lo mismo de siempre, palabras en cursiva están en español, palabras en negritas son recuerdos o mensajes)

Entró a paso apresurado, recibiendo inmediatamente la mirada de todas las personas en la sala de espera. Mantenía su traje de espía, por lo que reconocerlo no era algo difícil, aún estando en otro continente. Pero aquello no le preocupaba, que lo reconocieran y los medios supieran que había una persona de su interés dentro de un quirófano se encontraba en segundo plano, en ese mismo momento lo único que le importaba era saber si el corazón de su sobrina mantenía su ritmo.

El miedo lo invadía, mientras más se acercaba a la recepción sus manos temblaban y un sudor frío recorría su nuca. Nunca creyó que pasaría por aquella situación de nuevo. Ya había perdido a una, no se perdonaría por perder a "La pequeña Romanoff". Especialmente cuando fue él, el que la dejó cerca del hotel donde Sarah, la hermana de Sam, se instaló para seguridad de sus hijos.

—Amaia Cruz Romanoff— dijo a la recepcionista con urgencia, necesitaba que le desmintieran lo que Wanda le había dado a entender minutos antes— quiero ver a la paciente Romanoff.

—Esta paciente no se encuentra aquí, señor— respondió la recepcionista.

—No, no, yo sé que se encuentra aquí— insistió Clint colocando sus manos en la delgada barra— una, una mujer vino con ella, cabello rojo, con la oscuridad parece castaño.

—No está aquí, señor— negó nuevamente acercando su mano a su teléfono.

Clint miró a sus costados con desesperación, necesitaba saber de ella. La presión en su pecho incrementaba y sus ojos comenzaban a picar.

—Me tiene como contacto de emergencia— intentó nuevamente— soy Clint Barton.

Las puertas volvieron a abrirse, dando paso a una mujer que prácticamente pasó corriendo entre la gente, su aspecto asiático provocó que sobresaltara de los demás, y unos pasos atrás, un chico moreno y otro hombre la seguían casi con la misma velocidad. El trío se dirigía a una zona restringida para personas ajenas al hospital. Clint los reconoció al instante.

—¡Bruce!— fue tras ellos, la recepcionista inmediatamente llamó a seguridad— ¡Doctora Cho!

Unos hombres corpulentos detuvieron su paso, Clint se zafó del agarre de ambos inmediatamente, no podía perderlos de vista. Verlos ahí, significaba que Amaia se encontraba en algún lugar de aquel hospital, pero por el nerviosismo, miedo y urgencia en sus miradas, no indicaba un buen estado de la chica.

—¡Banner!— exclamó nuevamente, llamando la atención del mencionado.

Bruce también se había integrado al pequeño grupo de doctores que estudiaban a Amaia para observar sus reacciones a diferentes tratamientos dados a personas dependiendo la situación. Los únicos doctores autorizados para tratar a la chica. Ya que al no provenir realmente de un origen orgánico, sus reacciones a ciertos tratamientos eran diferentes.

Los guardias sujetaron nuevamente a Clint, y entre los dos, comenzaban a provocar que caminara hacia atrás.

—¡Déjenlo pasar!— Bruce detuvo la puerta del elevador mientras que la doctora Cho mantenía una llamada— Es Clint Barton, un contacto de emergencia de la paciente.

Clint no tardó en llegar a su lado, sabía que cada segundo contaba si ella seguía con vida.

—¿Sabes algo sobre ella?— preguntó el arquero apenas las puertas se cerraron.

—Llegó muy mal— describió Bruce con miedo. Lo dejarían atenderla, ya que legalmente no era un familiar suyo, pero así él la consideraba— tuvo una arritmia cardíaca, desde ahí no se de ella.

The Red Shadow: the government agentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora