(Lo mismo de siempre, palabras en cursiva están en español, palabras en negritas son recuerdos o mensajes)
Wanda y Natasha se encontraban en la sala de la base de los Vengadores. Esta se encontraba vacía gracias a que el equipo había salido a una misión de emergencia, y dejaron a la espía a cargo de la nueva integrante del equipo.
Una pequeña niña se acercó a ellas con un control y dos tazas en sus manos. Natasha fue la primera en observarla y se levantó con prisa, sorprendiendo a la pelirroja.
—Hice chocolate caliente— dijo la niña sonriente cuando su madre quitó las tazas de sus manos. Los objetos se encontraban peligrosamente calientes, al igual que el líquido en su interior.
—¿Por qué hiciste eso?— preguntó Natasha alarmada colocando las tazas en la mesa y agachándose a su altura— ya hablamos sobre esto Amaia, te vas a quemar.
—Pero ustedes hicieron las galletas y las palomitas— respondió la pequeña de 9 años con pena— quería ayudar en algo. No es la primera vez que lo hago mamá.
—No importa, no vuelvas a hacer eso— regañó Natasha observando las manos de la niña— ¿Te lastimaste?
Amaia negó mirando los ojos esmeraldas de su madre. Wanda observó la escena con extrañeza, notaba la preocupación en la postura de Natasha, pero no era la primera vez que Amaia hacía algo parecido, las pocas veces que se encargó de cuidarla durante las noches, se despertaba por el olor del chocolate caliente con canela que la niña preparaba.
—Ve por las cobijas, está comenzando a hacer frío— dijo Natasha levantándose y dirigiéndose a la cocina.
Amaia miró a Natasha por unos segundos, hasta que ésta desapareció de su vista y emprendió el camino hacia el pasillo que dirigía a los cuartos con desgano. Wanda se levantó igualmente y fue tras Natasha.
Cuando entró a la cocina, pudo observar como la pelirroja mayor acomodaba las cosas que Amaia ocupó para preparar la bebida. No había visto a Natasha tan sobreprotectora con la niña.
—¿Pasa algo, Nat?— preguntó Wanda con delicadeza. No quiso adentrarse en la mente de la mujer gracias a la promesa hecha meses antes durante un entrenamiento. Pero la notaba tensa.
—No es nada Wanda— tranquilizó acercándose a la cacerola y sirviendo una tercera taza.
—Creo que conoces lo suficiente a Amaia cómo para saber qué hace esto todas las noches— comentó Wanda apoyándose en la isla de la cocina. Natasha la miró brevemente, para luego volver a concentrarse en la taza que servía.
—Sus descontroles son más seguidos— habló Natasha— hace dos días despertó a Rodhey porque rompió una taza, haciendo exactamente esto— suspiró— no se quemó de milagro, activo escudos en sus manos y pies cuando sintió que algo no estaba bien.
Wanda ladeó la cabeza con una leve sonrisa. Una de las únicas veces que entró en su mente para averiguar el porqué de su instinto tan maternal con ella, encontró un pensamiento que era muy marcado, gracias al trabajo como espía y Vengadora no tenía la oportunidad de convivir mucho tiempo con Amaia, y casi siempre cuando los accidentes o descontroles le ocurrían a la pequeña, ella no estaba ahí para protegerla. Sentía mucha culpa por ello.
—Amaia sólo quería ayudar— opinó Wanda acercándose al refrigerador— pensó qué te parecería un buen gesto.
—Lo és— discutió Natasha— claro que lo és, pero tiene 9 años, no es muy alta que digamos. Ni siquiera alcanza los estantes, tiene que subirse a la encimera para alcanzar las cosas. No quiero que se lastime por andar haciendo eso.
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The Red Shadow: the government agent
Khoa học viễn tưởngAmaia (T/N) debe comprender el mundo que la rodea sin la constante guía de su madre; se refugia en el gobierno y se convierte en la agente más jóven del lugar. La toma del escudo y los desafíos que cuidarlo traen consigo recaen en ella gracias a su...