Capítulo 12

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—Hay una octava y novena persona— dijo Sam a su lado mientras él observaba que no hubiera alguien vigilándolos— Creo que tienen rehenes.

Bucky compartió mirada con Sam y ambos comenzaron a correr al mismo tiempo. Gracias al super suero corriendo por sus venas, Bucky tomó la delantera en segundos, alcanzando los camiones y entrando al segundo, dónde Sam le había indicado que estaban los posibles rehenes.

Tener el conocimiento de que Amaia se encontraba en manos del gobierno, no lo tenía mucho en calma, ella solía contarle las posibilidades de que ellos la encontraran y lo que harían con ella, y él también tenía una vaga idea de aquello.

La había encontrado, eso lo alegraba, por un lado, pero no como quería. Ella estaba en un puesto como agente, algo bastante peligroso a su parecer, y Sam había escuchado de ella un par de veces, lo que indicaba que se encontraba bien. Y el sargento tenía la leve esperanza de encontrarla, o saber más de ella en la misión.

Con un brinco se aferró a la puerta del camión y abrió esta con ayuda de su fuerza. Acto seguido entró y comenzó a analizar el espacio.

Varias cajas grandes y perfectamente ordenadas, era la única carga del camión. Se acercó cuidadosamente a una de ellas y leyó lo que la etiqueta decía.

—Roban medicinas— dijo Bucky por el comunicador— Vacunas— especificó.

Una sombra blanca se hizo presente tras una pila de las cajas. Bucky levantó la mirada sintiendo la emoción saliendo de su pecho, la había reconocido.

Pudo escuchar como alguien hablaba por el comunicador de la chica, pero no pudo identificar las palabras exactas.

—Hey— Bucky llamó su atención. Sus facciones cambiaron cuando repentinamente cayó en la cuenta. Estaba en una misión a la que no sabía a qué se enfrentaban, y ella estaba ahí, sin apoyo.

—Hay luces amarillas alrededor— advirtió Amaia saliendo de su escondite, se le notaba emoción por abrazarlo, pero ella sabía lo reservado que llagaba a ser Bucky, por lo que no hizo ningún movimiento que indicara querer recibirlo con algún gesto usual en ella.

Bucky sintió un gran alivio al escuchar aquellas palabras. Cuando se encontraban en Wakanda, Amaia decidió crear pequeños códigos que solo entenderían entre ellos, como gestos, palabras clave o simples miradas que decían mucho. Escuchar nuevamente uno de los códigos lo hizo recordar por unos segundos la paz que Wakanda le había ofrecido.

—Bucky, háblame, ¿Qué pasa? — preguntó Sam por el comunicador al no escuchar respuesta de su compañero

Bucky volteó a ver la puerta abierta del camión aún en marcha.

—Conozco a la niña— respondió— es Amaia

Claro que le había hablado sobre ella en algún punto de su viaje hasta aquella zona. Por insistencia de Sam, claro está. Sam escuchó una vez sobre la pequeña agente cero, y cruzó un par de palabras con Amaia, quien hizo mucha referencia a Bucky entre sus pláticas.

—No veo ninguna. Estoy con una azul— dijo Bucky de vuelta a la chica con una voz más suave, y con la que usualmente usaba cuando estaba con ella a solas.

Bucky observó la felicidad esparcirse por los gestos de Amaia. Recordaba los códigos a la perfección: Luces amarillas se refería a personas enemigas o en las que no confiaban; y luces azules personas de confianza o cercanas. El hombre le regresó el gesto, teniendo la usual respuesta de su cuerpo a la alegría de Amaia.

El repentino movimiento de la chica lo sorprendió, Amaia se acercó a Bucky creando un escudo alrededor de ambos, protegiéndolos de un golpe que Bucky no vio venir.

El golpe fue de tal fuerza, que los sacó a ambos del camión. El impacto del cofre del camión detrás, hizo que Bucky reaccionara nuevamente, sujetándose con su brazo de metal al parabrisas y abrazando la cintura de Amaia con el otro brazo, para prevenir que cayera a la autopista.

— ¡Diablos! — exclamó apretando su agarre en la cintura de la chica, previniendo su caída.  

The Red Shadow: the government agentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora