(Las palabras en cursiva están en español, las negritas son recuerdos o mensajes).
Los primeros días transcurrieron normalmente para ambos, ya que el único horario en el que coincidían por completo era el nocturno, donde casi ni se cruzaban debido a que tenían habitaciones separadas.
Al pasar los meses, Amaia notaba el perfil psicológico del hombre y acoplaba su actitud a él, tratando que se sintiera lo más cómodo posible con su presencia, apoyándolo lo mejor que podía.
Un día, Bucky sufrió un colapso al tener de vuelta algunos recuerdos sobre el Soldado del Invierno, por lo que se encontraron en la enfermería casi todo el día.
Amaia se encontraba a su lado, el hombre no había hablado en todo el rato, se le notaba decaído, incluso perdido en su propia mente. Ya habían pasado un par de minutos desde que Shuri les indicó que Bucky ya podía regresar a la casa sin problema alguno.
Amaia se comenzó a preocupar por él mientras pasaban los minutos, al tratarlo por un tiempo identificó que él solo era un hombre que quería ser feliz, pero las circunstancias jamás se lo permitían.
—¿Y bien?— habló temerosa, en el tiempo que llevaba conviviendo con Bucky, jamás lo había visto tan perdido— ¿Por qué estás aquí, Bucky?
Normalmente hablar sobre sus problemas le hacía sentir como si le quitaran un peso de encima.
Bucky volteó a verla con el ceño fruncido, dudoso entre si hablar o no, pero la mirada de la pequeña lo sorprendió. Era preocupación pura. Una que solo había visto en Steve cada vez que hablaba sobre el Soldado del Invierno. Por lo que, involuntariamente, y casi por impulso, comenzó a hablar.
—No puedo confiar en mi propia mente— un deja vú vino a él cuando recordó decir aquellas mismas palabras hacia el hombre al que le confiaría su propia vida, aunque para él esta no valiera mucho.
—No te preocupes, aquí seguro te ayudarán— tranquilizó ella con una leve sonrisa.
Los minutos pasaban y se notaba que Bucky quería agregar otra pregunta a la conversación, por lo que Amaia se sentó a su lado para darle más confianza de hablar.
— ¿Y tú? — preguntó finalmente
Amaia sabía que esa pregunta llegaría. Estar con él 24/7 no hizo que quisiera hablar sobre algo relacionado a su pasado o el vengador que lo llevó a Wakanda, y ella tampoco se había abierto mucho con él. Soltó un suspiro cansado antes de hablar mientras acariciaba la pulsera de vibranio en su muñeca.
—Mi madre tuvo unos problemas con el gobierno, es fugitiva y no quería arrastrarme con ella— aclaró.
Pasaron semanas, Bucky parecía abrirse un poco más con ella y aceptar sus ocasionales gestos de cariño.
Amaia se movió perezosamente entre las cobijas, unos toques lejanos la hicieron abrir los ojos y tocar varias veces los aparatos en sus orejas, bajando la potencia de estos para recuperar completamente su audición. Al no ver a Bucky en las cobijas del piso y sentir que su aroma se desvanecía levemente, una presión en su pecho apareció.
Se apresuró a la puerta, abrió y el pánico se apoderó de ella. Bucky Barnes se encontraba con los ojos llorosos mientras sus manos temblaban.
—¿Bucky? ¿Qué pasa? — Amaia agudizó uno de sus sentidos para analizar al hombre y captó el aroma de una mujer tras él.
—Es libre— dijo una de las Dora Millage con una mirada de orgullo.
Amaia sonrió ampliamente captando el ambiente de Bucky que la contagiaba. Emoción, libertad, alivio. Abrazó a Bucky casi como inercia, convirtiendo aquello en el primer abrazo que se daban en aquel primer año.
![](https://img.wattpad.com/cover/269602671-288-k670336.jpg)
ESTÁS LEYENDO
The Red Shadow: the government agent
Science FictionAmaia (T/N) debe comprender el mundo que la rodea sin la constante guía de su madre; se refugia en el gobierno y se convierte en la agente más jóven del lugar. La toma del escudo y los desafíos que cuidarlo traen consigo recaen en ella gracias a su...