Capítulo 20

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—Ven, Amaia— Sam sujetó la mano de la niña asegurándose de que nadie los siguiera.

Caminaban en silencio en dirección a otra bodega. Zemo iba a la cabeza del grupo y Amaia cada vez aligeraba más su paso, mientras, Sam y Bucky cuidaban que la chica no quedara tan atrás.

Los inhibidores de Amaia comenzaban a quemarle, tuvo que quitárselos y rogar por que tuviera tanta suerte como el primer encuentro que tuvo con Bucky, cuando sus inhibidores estaban algo defectuosos y solo soportarían un solo descontrol, pero aquello no sucedió por dos días.

Al llegar, Zemo abrió la cortina de la bodega y entró, acto seguido se dirigió a una esquina y prendió las luces. Al hacerlo, pudieron observar que había muchos modelos de autos, como si fuera la bodega de un coleccionista de autos viejos en específico, el olor a humedad reflejaba el que ese lugar no se había abierto en años, al igual que el polvo sobre los autos.

Cada quién tomó un camino diferente.

—Así que nuestro primer movimiento es robar un auto— dijo Sam observando el interior de uno de los coches.

Amaia pasó su mano por el capo del coche junto al que Bucky revisaba. Uno de los años 40's

—Esto es mío— explicó Zemo— recolectado por mi familia a través de las generaciones.

Un sonido detrás de uno de los coches, alertó a Amaia, por lo que desapareció de la vista del sargento y comenzó a caminar en dirección a aquel sonido.

Ve con cuidado, Amaia— avisó Bucky al observar como la chica desaparecía.

Una figura naranja pasó junto a sus pies, sobresaltándola un poco, su corazón comenzó a palpitar apresuradamente hasta escuchar un ronroneo.

¿Goose?— preguntó en un susurro observando al pequeño gato restregarse en sus piernas.

El animal le respondió con un leve ronroneo para no hacer tanto ruido.

—Hey, hola, pequeño— saludó Amaia agachándose y acariciando el mentón de la creatura con una sonrisa— ¿El abuelo Fury te mandó?

Goose se separó de ella y comenzó a hacer movimientos extraños. Como si fuera a regurgitar algo. La chica se alejó un poco. Le preocupaba, claro, pero aún no tenía el conocimiento de la capacidad de poderes o habilidades que tenía aquel gato, por lo que prefería tomar precauciones.

—Goose ¿qué te pasa? — preguntó Amaia con extrañeza.

Segundos después un cubo de tamaño mediano a comparación del gato, salió de la boca del animal. Este tenía un leve brillo y estaba cubierto de la saliva de Goose.

La chica agarró la caja con una mueca de asco y la limpió con una parte de su playera, descubriendo un pequeño mensaje grabado en el objeto. Shuri. Es lo único que decía en la esquina superior izquierda.

—Creo que estos son los nuevos inhibidores— murmuró Amaia secando sus manos y colocando la caja en su regazo.

Abrió la caja, y efectivamente, un par de inhibidores se encontraban dentro junto a una nota. Shuri tenía como hábito dejarle notas de su parte y de T'challa. La chica guardó la pequeña carta en uno de sus bolsillos y se colocó los nuevos intercambiándolos por los viejos, sintiendo al instante, la electricidad correr con más potencia por su sistema, pero sin lastimarla tanto como los anteriores. Le habían hecho mejores, se sentía.

—Gracias, supongo— agradeció cargando al gato junto a la caja y colocando al animal encima de una mesa cercana.

Unas ondas salieron de su cuerpo, mandado un mensaje con ellas a la pulsera de la pequeña castaña. Pudieron mandarme mensaje por aquí, ¿saben? Mantuvo en su mente hasta que las ondas cesaron.

The Red Shadow: the government agentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora