CAPITULO 26

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Aliados inesperados

Drágomir

Me incorporo de la cama dejando a la pelirroja dormida a mi lado, llevo unas cuantas semanas saliendo con ella para guardar apariencias. Lo que más difícil me resulta es fingir que me agrada, no la soporto, es tan básica y superficial que viéndola dormir en lo único que pienso es en rebanarle la garganta.

Maggie Scott no es más que un eslabón en mi camino, cuando ya me haya servido de ella podré matarla.

No sé si es ingenua o una chica fácil, pero solo bastó unas cuantas palabras bonitas para tenerla entre mis sábanas.

-¿Ya te vas...?-escucho su voz detrás de mí.

Sigue recostada en la cama con las sábanas cubriéndole el pecho.

-No me puedo ir de mi propia casa-me anudo la corbata-En realidad la que se va eres tú.

-¿No puedo quedarme un rato más?-pregunta, escucho como se acerca y me abraza por detrás-Podemos pasarla muy bien...

Hago una mueca de fastidio pero no me ve, la separo y le entrego su vestido.

-No, tengo mucho trabajo.

Me arrebata el vestido sin ningún tipo de delicadeza, se cruza de brazos. Está molesta.

-No me pongas esa cara...-la tomo por la barbilla y le doy un beso cálido -Sabes que soy un hombre importante, necesito mi espacio.

Me abraza haciendo que controle con mucha determinación mis ganas de matarla.

-Está bien-se pone el vestido-Espero que me lo compenses después.

-Claro-finjo me mejor sonrisa-Tenlo por seguro, después te llamo.

Me da un beso y sale de la habitación.

Me reparó en el espejo arreglándome el traje, mi plan está siendo tardado pero es seguro. Apareceré cuando sea oportuno y cuando lo haga me llevaré a esa hermosa mujer.

Me dispongo a salir cuando la puerta se abre y aparece una de las causantes de mis migrañas matutinas.

-¡¿Tienes el descaro de meter a una de tus amantes en nuestra propia cama?!-Anabeth está cada vez más insoportable-¡Estoy embarazada! ¿Cómo puedes hacerme esto?

La miro y reparo en su aspecto, está un poco más voluminosa...los pechos los tiene un poco más grandes y la caderas más anchas.

-Espero que no le hayas dicho nada de lo que hay entre tú y yo-respondo-No puede saber de tu embarazo.

-¡No le dije nada porque solo la vi salir desde lejos!-el embarazo le sienta terrible-Tienes que tener un poco de consideración conmigo y nuestro hijo.

-Claro que tengo consideración-me acerco a la mesita de noche-Y es por eso que aún no te he puesto esto.

Enseño la jeringa plateada con el nanochip dentro.

-Eres un demonio...

La tomo por la nuca colocándole la punta de la aguja contra el cuello.

-No te metas conmigo-hago presión pero no la inyecto-¿Tienes algo que decir?

Traga saliva y asiente.

-Es un niño.

-¿Qué?

Se toca el vientre cuando las lágrimas se le escurren de los ojos azules.

-El hijo que espero es un hombre-solloza-Ayer me hicieron la ecografía, al fin tendrás un heredero.

Solo por eso bajo la jeringa en la guardo en mi bolsillo, le doy un beso que se niega a aceptarme pero solo la aprieto con más fuerza.

TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora