CAPITULO 53

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Katt

siempre podemos cambiar 

Maggie, ya me había olvidado siquiera que existía aquella mujer, que llamara a Lucca no debe de ser para nada nuevo, aunque el Italiano solo me explicó que quería verlo no me decía nada bueno toda esta situación. Hace un buen tiempo sé que a Maggie la utiliza la mafia para llegar a mi, para mantenerme vigilada dentro del mundo de Luca. Lo peor de todo es que no puedo decirle nada porque me pondría en evidencia, lo que suena estúpido ya que si no ha averiguado nada todo este tiempo dudo que lo haga ahora. 

Que nos hayan interrumpido me molesta más de lo que debería, estábamos tan bien lejos de todos los problemas, siendo solo Katt y Luca, olvidando quienes somos y lo que nos espera. Solo demostrando que nos comprendemos después de todo y que en un universo alterno podremos estar juntos sin ninguna preocupación en quedar muertos al intentarlo. 

Luca se mantiene en silencio mientras conduce, mantiene los ojos fijos en la carretera y todo él es impresionante. La belleza que emana no es de este mundo, es alto, de complexión atlética y tiene todo el cuerpo bien trabajado, los músculos están bien definidos. Pero hablar del físico no ayuda mucho en este momento ya que solo me incrementan las ganas de saltarle encima y comermelo a besos. De vez en cuando sus ojos me recorren fugazmente antes de fijarse otra vez en la autopista, el camino es un poco largo. Me acomodo con los pies sobre el tablero del auto carísimo que obviamente no es mío para descansar un poco.

—Estás ensuciando el auto—me regaña tratando de bajar mis pies.

—Que bueno que no es mío—saco un termo con chocolate caliente que preparé antes de salir—¿Quieres?

Me mira entrecerrando los ojos.

—¿Está envenenado o le has escupido?

—Pensé que ya habíamos pasado la fase en la que te quiero matar.

—Eres tan impredecible que no me sorprendería que mañana me claves un cuchillo en el ojo mientras duermo—toma el termo y le da un sorbo—Está bueno, deberías preparar más de estas cosas.

—Mi trabajo es cuidarte, no cocinarte ni atenderte, pensé que ya lo había dejado claro. —bebo otro sorbo de chocolate caliente.

Me quedo pensando en cómo sería tener una vida con él, porque por muy tonto que suene me lo planteo. Me planteo la posibilidad de amanecer a su lado y besarnos cada mañana hasta quedarme sin aliento como cada vez que veo esos ojos color cielo que me encantan, por un momento me puedo imaginar todas las cosas que jamás haremos, al menos no en esta vida.

—¿Qué está pensando esa mente siniestra…—empieza a preguntar Luca.

—¿Cómo era ella?—la pregunta se me escapa siquiera antes de pensarla y Luca sabe a quién me refiero.

Reduce la velocidad del auto y se estaciona a un lado de la carretera, deja el volante y me mira a detalle como si no entendiera la pregunta.

—¿A qué viene eso?.

—Solo quiero saber—evito mirarlo—¿Como era ella para que te enamoraras tan perdidamente? ¿Era igual a mí?.

Se recuesta en el asiento expulsando el aire que ha estado conteniendo y se queda en silencio, automáticamente me arrepiento de haber preguntado eso ya que solo me hace ver como una insegura de mierda.

—Ella no era igual a ti—habla al cabo de un momento, sigue mirando de frente—De hecho era muy diferente, Liria era…ella era grandiosa, tenía amor para regalar, era buena, amable y sensible. Llegó en un momento en el cual me sentía perdido, me aferré a ella y creí haberme enamorado.

TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora