CAPITULO 38

251 21 5
                                    

Amores del pasado

Llegamos a Los Ángeles sin incidente alguno, claro, sin contar que Luca está raro, no me mira y ni siquiera habla. Sé que yo no soy una persona comunicativa pero jamás me había esquivado como hasta el día de hoy, parece que se pierde en sus pensamientos.

Conduzco hasta el departamento, el silencio se me resulta incómodo pero decido no romperlo ya que yo no soy de muchas palabras y preguntarme el por qué de su comportamiento me hace pensar que me importa más de lo que pienso.

Cuanto quisiera no ser quien soy, que mi pasado no me persiga y que todo lo que tengo planeado no existiera porque solo así sería libre, pero no, esto no se acaba hasta que yo lo diga. No me importa a quien tenga que lastimar y desechar en el camino con tal de lograr lo que quiero.

Pero ahora mismo creo que sí me importa alguien y es quien está sentado a mi lado y mentiría si dijera que sé lo que siento porque no sé, solo estoy segura que cuando estoy cerca de él siento cosas que no debería.

Llegamos a casa.

—Iremos a la universidad en una hora—avisa antes de perderse en su habitación.

Me quedo en silencio hasta que veo el cesto de basura, me acerco y maldigo cuando las flores siguen ahí. Las vio.

Que él me haya mandado esto significa que está cerca, desde niños siempre quiso estar cerca, estar a mi lado y acurrucarse junto a mí, aunque me lleva cuatro años de diferencia jamás pude entender cómo podía guardar tanta maldad, como me pudo hacer lo que me hizo, de mi padre me lo esperaba, pero de él...

Una lágrima cae por mi mejilla y me la limpio rápidamente enterrando los recuerdos que tanto odio. Me doy una ducha rápido y desempaco las cosas que llevé, recuerdo que admití que estoy celosa y solo quiero golpearme la cabeza contra la puerta por tal estupidez. ¿Admitir que estoy celosa? ¿frente a él? fue como admitir que estoy enamorada...

Ni siquiera Archer despertaba estos celos, estos sentimientos de quererlo siempre conmigo...

Unos golpes llaman mi atención, corro a su habitación y de nuevo todo está regado por todas partes, lo mismo pasó cuando le dieron la noticia de Ethan.

—¡Lárgate!—grita trayendo abajo su cómoda—¡No quiero a nadie aquí!

—¿Otra vez estás comportandote como niño inmaduro?—lo regaño—¡Madura de una puta vez!

Me cansa sus actitudes de niñato, un día está bien y al siguiente no. Un día pienso que le intereso y al otro..., basta, me importa una mierda que es lo que quiere o no.

Me trato de acercar pero solo consigo que voltee el escritorio interponiéndose entre los dos.

—¿Qué es lo que te pasa?—cuestiono—¡¿Tanta mierda tienes en la cabeza?

—No más mierda de lo que eres tú—sus palabras duelen—Ahora lárgate que no te quiero ver.

No tiene que repetirlo dos veces antes de que salga de su habitación dando un portazo, si quiere pudrirse en su miseria está en todo su derecho, no sé ni porqué me sorprendo, ya sé que desde que lo conocí ha sido igual de prepotente y altanero.

Pasa media hora cuando viene vestido para ir a la universidad, no le dirijo ni siquiera una mirada cuando llegamos a la universidad y nos limitamos a escuchar la clase, aunque siendo sincera yo no le prestaba atención a nada.

Pasaban las horas y no conseguía más que unas cuantas miradas por parte del italiano, sus amigos tampoco se le acercaban. Estaba segura que Jackson era el único que podría sacarle más de una palabra pero no lo veía hace algunas semanas.

TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora