CAPITULO 25

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Juegos Macabros

Luca

Llegamos al carisimo restaurante en donde mi Nonno me citó, ellos seguramente ya están dentro esperándome para cenar. Bajo del auto dirigiendome hacia dentro pero me detengo cuando me doy cuenta de que alguien no está a mi lado.

Katt no baja del auto y no estoy de humor.

-¡¿Esperas una invitación?!-grito-¡Baja!

La puerta no se abre y ella ni siquiera me responde.

-¡Te estoy esperando!-vuelvo a gritar pero no consigo nada por su parte.

Con paso rápido me acerco hasta la puerta del Lamborghini y la abro para saber qué es lo que pasa.

-¿Ves que no era tan difícil abrirme la puerta?-pregunta con una sonrisa- Te hacen falta modales, muñequito.

Si no fuera ella le hubiera cerrado la puerta en la cara pero si hacía eso lo más probable es que terminara con un ojo morado.

Me da la mano para que la ayude a salir, ruedo los ojos ante aquel gesto pero aún así hago lo que me pide y la ayudo a bajar. Le doy mi brazo para escoltarla pero no me deja.

-Solo quería me abras la puerta-dice caminado-Yo sé caminar sola, no necesito a un hombre que me escolte.

-Como digas.

Entramos al lujosos lugar donde hay muchos guardaespaldas pegados en las paredes y repartidos por todo el lugar, reviso el lugar cayendo en cuenta de que no hay nadie más que los guardaespaldas y mi familia sentada en la mesa principal.

Típico, los Salvatore son tan importantes que no pueden compartir lugar con alguien inferior a ellos.

Veo a Camille sentada junto a una silla vacía luciendo un hermoso vestido color lavanda, seguramente uno de sus diseños, mi padre está en la cabecera.0 y mi abuelo en la otra al igual que él. La expresión me cambia cuando veo a Alex sentado charlando con Matteo.

Aprieto los puños pensado en como matarlo aquí mismo pero me calmo cuando siento los dedos de Katt rozando mis manos.

Nuestros ojos se conectan y no necesito ver más para saber qué intenta decirme que me calme.

-¡Ya llegó el cumpleañero!-dice Lucio -¡Ya podemos comenzar!

Fulmino con la mirada a Alex pero este me ignora deliberadamente.

-Buena suerte-susurra la mujer con la que vine tratando de irse a no sé dónde.

La tomo por la muñeca impidiendo que dé otro paso más.

-¿A dónde crees que vas?-pregunto.

-Soy una empleada más, ¿Recuerdas?-sonríe- No tengo derecho alguno de cenar con los amos.

¿Amos? Su único amo soy yo, y si yo tengo que aguantarme todo esto pues ella también.

-c'è solo un posto libero-se intromete Matteo, como lo odio-Lascia che la schiavitù prenda il suo posto.

«solo hay un asiento libre» «Deja que la servidumbre ocupe su lugar»

-¡Pues entonces te vas!-respondo con altanería-¡Que si hablamos de sirvientes tu no tienes el poder que Lucio, mi padre o yo tenemos!.

Cierra los puños por mi insolencia.

-Mocoso insolente-su discurso ya me lo sé de memoria -Los Salvatore somos mucho para aguantar que las sirvientas se sienten en la misma mesa que nosotros.

TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora