CAPITULO 36

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Operación rescate

Luca

Las olas del mar me mojan por completo relajandome en el proceso, decidimos venir a la playa de Sao Paulo junto a todos los turistas, yo no quería pero Katt me obligó así que aquí estamos en una playa con vista increible. Las Favelas se ven grandes ya que la playa está debajo de estas.

Ayer en las noticias aparecen reportados los cuerpos que encontraron en los barrios bajos, hice bien en suponer que las autoridades deficientes apuntarian que fue un ataque entre pandillas que dejó uno que otro muerto.

—¡Sal del agua!—escucho la voz de Katt en la orilla—¡Rápido!

Veo como tiene el arma en mano y no pierdo tiempo en salir corriendo en su dirección, está vestida con un short y la parte de arriba de un bikini mientras yo estoy en bañador, llego a su lado cuando me pasa mi camiseta y me la pongo rápidamente junto con mis zapatos.

—Qué pasa—pregunto, aunque quiera conservar la calma sé que no es así—Dime qué es lo que está pasando.

—Tenemos que irnos—advierte tomando sus cosas—Ahora.

—No me moveré si no me dices lo que pasa.

—Acabo de ver a unos hombres...—trata de decir algo más cuando un estruendo de bala pone a todos a correr mientras que mi primer impulso es tirarla al suelo para protegerla.

Hombres llegan en lanchas con pasamontañas y otros ya están en la playa matando a diestra y siniestra a todo lo que se le cruce, matan a niños, ancianos, mejor dicho a todo lo que respire.

—Tenemos que huir—alega Katt cuando nos levantamos, tomamos nuestras armas y empezamos a dispararles con tiros certeros que los dejan en la arena.

Estamos espalda con espalda disparando a todos los que tienen armas, Katt es una máquina asesina que me ayuda en el proceso de matar. Esto ni siquiera es un atentado, es un ataque terrorista.

Veo que uno de ellos se distrae apuntando a una familia y aprovecho eso para volarle los sesos e ir por su metralleta y disparar sin detenerme, veo como a Katt se le acaban las balas de su glock y desenfunda su daga clavandoselas en el cuello sin piedad alguna.

Esto es un charco de sangre, todos huyen hacia el mar, las calles o donde puedan refugiarse, es inútil porque solo llegan más hombres a matarlos. Una bala me rozó el brazo pero no es nada grave.

—¡Son demasiados!—grita Katt desarmando a uno cuando otro viene por detrás y lo mato.

Nos juntamos bajo todas las balas sin dejar de disparar.

—¡Corre!—grita tomando mi mano y emprendiendo la huida hacia arriba.

<< Las favelas>> Atravesamos un buen tramo de arbustos empinados, disparamos a los ruidos que escuchamos y seguimos huyendo pero lo que me preocupa es que nos estamos alejando de la boca del lobo para entrar a otra, las Favelas son sanguinarias, con sus propias leyes y una de esas es que a los que no son invitados se les mata.

Llegamos al principio de las casas cuando ayudo a Katt a subirse en el techo de una casa para luego yo hacer lo mismo. Echamos a correr de techo en techo cosa que es técnicamente fácil porque las casas son pequeñas y pegadas una con la otra.

Escuchamos disparos detrás de nosotros dándonos cuenta de que nos están siguiendo pero esta vez no son los hombres con pasamontañas sino que son habitantes de las Favelas.

—¡Tenemos que llegar al final!—Katt sigue saltando, subiendo paredes y disparando cada que puede.

De vez en cuando quiere que yo vaya delante de ella para protegerme pero no la dejo, más matones siguen apareciendo siguiéndonos de cerca. Saltamos de un tejado cayendo al suelo disparando hacia arriba, doblamos una esquina y...

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