CAPITULO 29

302 31 77
                                    

La gran idea de encender París

Luca

El sol de París me despierta a través de las cortinas de la inmensa habitación de hotel en la que me encuentro, anoche después de la fiesta en la que estuvimos Katt y yo regresamos al hotel. Tuve la intención de desnudarla, de hacerla mía como tantas veces la he hecho pero se negó.

No quiso hacerlo y aunque las ganas me mataran respeté su decisión, cuando llegamos se despidió yéndose a su habitación que solo se separa de la mía por una puerta que hay en medio.

Lo que pasó en el avión me confundió pero también me preocupé porque le estaba dando un ataque y al principio no sabia que hacer, no sabía si quedarme quieto, seguir enojado o ayudarla pero cuando apretó mi mano y se negaba a moverse supe que solo había una opción y esa era ayudarla.

Verla así, tan vulnerable, tan rota. No es para nada agradable pero en mi tendrá un hombro en donde llorar. Trato de entenderme; trato de buscar la respuesta en la que me explico el por qué siento estas cosas pero aun no la hallo.

Me doy un baño cambiándome lo más rápido posible. Hoy Camille estará ocupada en sus desfiles de moda toda la mañana y toda la tarde, cosa que me deja el día libre para hacer todo lo que yo quiero pero en la noche tendré que ir al baile donde mi odiado padre me ofreció para tocar delante de todos los presentes.

Katt sigue sin salir y decido tocar su puerta. Juro que si está desnuda no voy a aguantar las ganas que le traigo metiéndola a la cama para no dejarla salir en todo el día. Toco tres veces la pero nadie me abre.

-¡Sé que me escuchas!-grito pero nadie contesta.

La puerta está sin seguro pero quise dármelas de caballero tocándola primero pero es que esta mujer no ayuda.

Abro la puerta adentrándome en la habitación mirando la cama perfectamente tendida, no hay rastros de mi guardaespaldas cuando mis ojos captan la silueta en el balcón mirando la ciudad de las luces.

-¿Eres sorda?-me pongo junto a ella, su perfil es tan simétrico-Te estuve hablando.

Mantiene la vista al frente y se encoje de hombros. Lleva puesto solo una bata.

-Si te oí, es más, creo que todo París te oyó-suspira-¿Se puede saber a que vienes?

-Quiero bajar a desayunar pero no puedo porque la floja de mi guardaespaldas está encerrada en la habitación-Rueda los ojos- Te espero en mi habitación.

-Adelántate, ya que en Francia nadie te puede tocar puedes adelantarte-responde mirando el cielo-Déjame admirar la ciudad un rato más.

Me acerco a ella por detrás y tomo pequeña cintura pegándola contra mi. Siento como su cuerpo se tensa y sus bellos se erizan ante mi contacto sacándome una pequeña sonrisa.

-¿No conoces París?-niega con la cabeza-Pero eres parte Rusa y Francia está cerca.

-Mi padre no me dejaba salir nunca, vivía en una gran casa pero encerrada todo el tiempo-me preocupaba lo hijo de puta que podría ser su padre-Solo conozco Rusia, Colombia y Estados Unidos.

-¿Entonces Archer nunca te llevó de viaje?-pregunto oliendo su sedoso cabello-Que pésimo novio.

Sonríe por primera vez en el día.

-Archer y yo ni siquiera tuvimos una primera cita-me cuenta-Estábamos entrenando para ser soldados de alto rango, pero si contamos los almuerzos con uno que otro beso, entonces si, tuvimos muchas citas.

-Pues haberlo dicho antes-deposito un beso rápido sobre su hombro-Vámonos.

Me separo de ella dándole una nalgada haciendo que me mande a la mierda.

TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora